La presidenta de la Comunidad ya es “alumna Ilustre” de la Facultad de Ciencia de la Información de la Univeridad Complutense, gracias al largo dedo del rector Joaquín Goyache, pero dentro de la normative de la propia Facultad. Los ataques desde todo el ámbito de la izquierda han sido constantes desde que se hiciera pública la decisión, ocultada al menos durante quince días por el propio rectorado. Nombramiento político y respuestas políticas, que no académicas.
El rector, por sí mismo o convencido por otros, se ha equivocado como máximo responsable de una institución académica. No era el momento, por más que el título de “ilustre” dado a Isabel Díaz Ayuso tenga una gran lógica dado que cualquier alumno, de cualquier Facultad que haya conseguido llegar a presidente/a de un Gobierno y con una abrumadura mayoría a sus espaldas, sin duda se lo merece. No se juzga su expediente académico, ni si es de derechas o de izquierdas, se reconocer una cualidad, la de “ilustre” que según la RAE es “alguien muy conocido por haber hecho algo importante o sobre salir en alguna actividad”. La presidente madrileña reune las tres condiciones.
La equivocación temporal del rector Goyache se olvidarán con enorme rapidez, no así la utilización política del nombramiento, que dudará, por lo menos, hasta las elecciones de mayo y que confirmará que la izquierda madrileña vuelve a equivocarse en su estrategia contra su rival de la derecha. Tanto Juan Lobato como Reyes Maroto, Mónica Garcia, Alejandra Jacinto, las hermanas Serra, Carolina Alonso, Yolanda Rodríguez, Carmen Bonet y Rita Maestre tienen la obligación política de criticar a la presidenta. Y existen argumentos poderosos para hacerlo, sobre todo en el ámbito sanitario, y si se quiere hasta en el universitario, pero con argumentos sólidos, creibles y que se asuman por la mayoría de los ciudadanos. Centrar las críticas en un episodio tan pasajero y tan poco importante como el de “ Alumna Ilustre ” de la Facultad en la que estudió durante cinco años es un error político, uno más, que tan sólo sirve para reforzar la imagen de la presidenta y su liderazgo dentro de la derecha española.
Desde hace cuatro años, Díaz Ayuso, bien aconsejada en la estrategia a desarrollar tras conseguir la presidencia con la ayuda del desaparecido Ciudadanos y del recalcitrante Vox, ha demostrado que sabe compaginar con habilidad sus ataques a Pedro Sánchez y al Gobierno de la Nación, con su menosprecio a sus rivales autonómicos en la Asamblea, junto a un talento natural para la interpretación, cualidad que no pose en sus adversarios y de la que deberñian tomar algunas “clases” en este mundo donde la imagen escénica vale mucho más que las palabras. Si lo que la izquierda busca es que la presidenta consiga el próximo 28 de mayo la mayoría absoluta que a punto estuvo de conseguir el 4 de mayo de 2021, va por el buen camino. Lo de la Facultad de Ciencia de la Información ya se ha transformado en una simple fiesta de confetis de fin de curso.