Gana el BBVA y mantiene por ahora al dúo Torres- Genç mientras se soluciona - y va para largo - su situación judicial con Villarejo apareciendo por las costuras del banco y de su ex presidente. Carlos Torres se toma un respiro y su CEO turco se toma dos, que del Guaranti al antiguo vasco que hacía las delicias de Neguri hay un largo trecho.
Un camino el de los grandes bancos en el que había una parada llamada Bankia, que le aprovechó y muy bien la CaixaBank de Fainé y Gortaxaar para abrirle las puertas a Goirigolzarri, convirtiendo un problema de 40.000 millones de euros e un gran futuro.
Sigue ahí dependiendo de las decisiones del gobierno de Pedro Sánchez, por la participación del Estado en su estructura accionarial, y de los plazos que pueda dar el Banco Central Europeo.
A finales de 2019 tenía que privatizarse y asumir el estado las posibles pérdidas respecto a los varios miles de millones de euros que recibió para su saneamiento- también vía Sareb- y que le sirvieron a Goirigolzarri para postularse como la mejor solución para “matar” hasta tres pájaros con un único disparo: la crisis de liderazgo del BBVA, la recolocación de Bankia en el sistema financiero español y el fin de las ayudas, y lo más importante, el cumplimiento de los compromisos políticos con el PNV para que apoyase la moción de censura que llevó a Sánchez y al PSOE a La Moncloa. La política y las finanzas siempre cabalgan juntas incluso cuando parecen que utilizan caminos diferentes.
El tercero de los grandes, Caixabank, ganó pero se muestra más cauto que sus competidores. Una vieja costumbre heredada que le ha funcionado muy bien. Mantiene el liderazgo en España y en Portugal - su gran baza con BPI - y destaca que es también líder en la presente y futura banca digital. Goigozarri y Gortazar ( éste sin la presión interna de Juan Antonio Alcaraz) pasan página de manera acelerada conscientes de que los tiempos están cambiando y muy deprisa, ya sea con la música de Bob Dylan o con la de Estopa. El banco catalán es el mejor ejemplo de que no hay dos realidades antagónicas entre España y Cataluña, que las diferencias llevan a la suma y no a la resta.
Lo consiguieron justo cuando estaba a punto de iniciarse el juicio a los dirigentes del independentismo puro y duro.
Cerradas las cuentas del 2022 las que están por llegar de este 2023 van a ser mucho más complicadas, tanto por las condiciones españolas como por las internacionales que nos rodean. Difíciles en el plano político tras el Brexit británico y sobre todo la guerra de Ucrania y las tensiones de USA y China, así como las que se viven en América del Sur con el giro a la izquierda de la mayoría de sus gobiernos. Antes Trump y ahora Biden se disponen a acentuar y saldar a mayor gloria de USA.
Mas difíciles por la última etapa de Angela Merkel en Alemania que en
la actual con Schultz. Más difícil eñpor la situación de ruptura del inestable siempre gobierno en Italia, y de la caída en picado de la imagen del presidente francés, sobre todo tras la aprobación de la subida del cómputo anual de las pensiones y la reacción de Lis sindicatos.
A todo lo anterior hay que sumar nuestras propias elecciones de mayo, las posibles generales a finales de año ,los reajustes en gobiernos autonómicos y municipales, y las crisis internas que se van a producir en todos los partidos en razón de los resultados en las urnas. Con liderazgos inestables en el PP con Nuñez Feijóo en Ciudadanos con Inés Arrimadas, en Unidas Podemos y el resto de confluencias con Yolanda Díaz e Ione Belarra ( con Pablo Iglesias en la sombra) y en el PSOE con Sánchez si el socialismo no logra lo que el optimista Tezanos afirma desde el CIS.
Si hacemos parada en los juzgados, la situación se complica exponencialmente. La última dimisión en el renovado Consejo General del Poder Judicial así lo demuestra. Meses de espera todavía para una parte de los acusados del independentismo catalan, meses de juicios para los nuevos Gurtel, meses de instrucción, declaraciones, inculpaciones, testigos en una larga lista que va desde los mil y un casos en los que aparece el comisario Villarejo pasando por nuevas revelaciones de sumarios que permanecen con piezas secretas y que afectan a dirigentes en activo o de pasado muy reciente tanto en el ámbito político como financiero y empresarial.
España va a seguir creciendo por encima de la media europea. Y sin incertidumbres el futuro sería aún mejor. Basta con que los responsables de los asuntos públicos no decidan darse un tiro en el pie común de todos.