Tranquilidad política, ayudas para luchar contra el nartcotráfico y, sobre todo, traslado de las empresas norteamericanas que están fabricando en China a la frontera entre los dos países. Adiós al palo y bienvenida a la zanahoria del gran vecino de Rio Grande. El izquierdista Andrés Manuel no lo pensó dos veces y se sentó a cerrar acuerdos con Biden y Justin Trudeau. El caso de Lula es aún más sangrante, sobre todo cuando pudimos ver al ex presidente Zapatero celebrando el triunfo y el regreso al poder del dirigente brasileño. Tenía una invitación para viajar a China, para entrevistarse con el presidente Xi Jianping este próximo fin de semana, pero una inportuna neumonía lo ha impedido y el encuentro se ha quedado sin fecha. En Pekín iba a coincidir con Pedro Sánchez para hablar de la guerra de Ucrania y los posibles caminos hacia la paz. Tendrá que esperar.
Las ausencias del venezolano Nicolás Maduro, del panameño Laureano Cortixo, del nicaragüense Daniel Ortega o de la peruana Dina Boluarte pierden mportancia dentro de la estrategia que había diseñado para influir en Iberoamérica el ex presidente español. Rodríguez Zapatero tenía en el “Grupo de Puebla” su gran baza de cara a los contactos con todos los presidentes que habñian salido ganadores de sus respectivas elecciones, desde Alberto Fernández en Argentina a Grabriel Boris en Chile, Gustavo Petro en Colombia o Luís Lacalle en Uruguay. Sin México y Brasil, los dos países más importantes y con mayores capacidades de crecimiento del Cono Sur, todo el andamiaje creado por el político español se residente y mucho.
El “Grupo de Puebla” va a seguir adelante pero un poco a la “pata coja”. Desde Estados Unidos no iban a permitir que les saliera un “grano en el culo” ( perdón por la expresión que me traslada una persona muy cercana al Departamento de Estado USA ) y con la cada vez mayor penetración China en la zona decidieron “cortar por lo sano”. Llamada al orden y ventajas comerciales e industriales para dos países que las necesitan de forma urgente. El otro lado de la moneda era mantener y aumentar una crisis permanente.
En Washington eran y son conscientes de que no podían sumar a los problemas europeos de la guerra de Ucrania y el aterrizaje de China en Africa, en busca de las nuevas e imprescindibles materias primas para los desarrollo tecnológicos, la des desaparición de su famoso “Doctrina Monroe “ que tan buenos réditos les ha dado en los últimos cien años.