Si les cuento que tengo la picha hecha un lio no se lo crean. Es solo una metáfora que explica bastante bien mi desconcierto. Pertenezco a esa minoría de ciudadanos que observa lo que pasa, se dice y se escribe en este pais, sin alterarse demasiado.
Vivimos en un mercadillo donde los vendedores de ideas trucadas llevan la voz cantante en un momento en el que se ha devaluado tanto el debate que hay sectores de la sociedad desaparecidos de la discusión política oficial .
Ya solo discuten en público los intelectuales adscritos a un partido, los cargos públicos , los mamporreros mediáticos y a la gente ociosa que no tiene arrestos para citarse al amanecer y se escuda detrás de un personaje inexistente para evitarse un disgusto. Los que no entran en ese juego trucado saben que no corren peligro de enzarzarse en una discusión con la gente que nunca tiene dudas porque la estupidez no es contagiosa.
Hace mucho tiempo que no me confieso pero hoy lo voy a hacer ante los sabios que algún día estudiaron literatura, historia, algo de filosofía y ética e incluso tuvieron entre sus manos un libro de latín o griego. Esas mujeres y hombres doctos hoy son personajes de edad provecta a los que esas ciencias en desuso ayudaron a formar su pensamiento.
La técnica de leer y estudiar ya no es importante porque según los nuevos expertos el conocimiento se encuentra en Internet y solo hay que saber cortar y pegar para aparentar ser culto. No quiero exagerar pero entre la inteligencia artificial y el desconocimiento esférico de la gente a la que le basta un móvil con conexión a Internet para saber que existe la ley de la gravedad, esto va camino de convertirse en un páramo de ignorancia
La nueva sociedad , con las excepciones de la gente trabajadora que no desprecia los libros, va a ser simple, aburrida y desgraciada porque el diseño de la simplicidad es el mejor caldo de cultivo para convertir a los ciudadanos en esclavos por ignorantes.
Hoy basta con apuntarse a la reivindicación de cualquier causa justa, firmar un contrato de adhesión que dé para cubrir los gastos y convertirse en un ser ignorante agradecido y manipulable.