Para la lider del PP madrileño los restos de Ciudadanos pueden hacer que suba uno o dos escaños como máximo en la representación de su partido en la Asamblea. Para conseguirlo debe hacerle un favor a su compañero y alcalde de la capital José Luís Almeida: lograr que Begoña Villacís pierda todos o casi todos de los once representantes que consiguiió la formación naranja en 2019, una forma directa de conseguir que la Ley D´Hont haga el resto y sus 65 escaños en la Asamblea puedan convertirse en 67. Aún así necesitaría quitarle espacio y votos a Vox para alcanzar la ansiada mayoría absoluta. Esa doble intención explica su radical postura respecto a Bildu, por un lado, y sus guiños al liberalismo económico, por otro. Los mágicos 69 asientos en el Parlamento autonómico se consiguen, por la derecha, iniendorso en una misma marca electoral lo que ya consiguieron Esperanza Aguirre y Alberto Ruíz Gallardón. Ese es el reto para la actual dirigente de los populares.
En Castilla la Mancha, el socialista Emiliano García Page consiguió en 2019 una cómoda mayoría absoluta tras dejar en cero a sus antiguos compañeros del gobierno de coalición que tuvo que hacer con Podemos. Ahora teme que sus 19 escaños estén en peligro si la estrategia “nacional” que están siguiendo Alberto Núñez Feijóo, por un lado, e Isabel Díaz Ayuso, por otro, terminan por dejarle sin representación a Ciudadanos y los cuatro asientos que este partido consiguió hace cuatro años terminen en el Partido Popular que encabeza Francisco Núñez. La suma total de ese centro derecha actualizado se acercaría con comodidad a la lucha final por la mayoría absoluta que exige la Cámara autonómica, que está en 17 escaños. Ahí es donde entra en juego el partido de Santiago Abascal, que aspira a conseguir sus primeros asientos parlamentarios.
La radical postura de García Page frente al debate producido por las candidaturas de Bildu, integradas por antiguos condenados por el terrorismo de ETA - que es muy similar a la que mantiene su colega madrileña y que les une a ambos en sus miedos y ambiciones - se explica por esos dos o tres escaños que les conceden las encuestas a Vox en Castilla la Mancha. Si el PP consiguiera unir a los diez logrados en 2019, los cuatro de Ciudadanos y los tres de Vox, el gobierno regional cambiaría de signo. La dificultad añadida para el dirigente socialista está en que su dureza hacia Bildu y su semejanza con la que mantiene Ayuso “haga resucitar” a Unidas Podemos.echando por tierra no sólo sus deseos de mantener el poder sobre una mayoría absoluta sino que tendría que negociar a cara de perro con los que considera sus “otros enemigos”m los que se sientan en el Consejo de Ministros de su compañero de militancia, Pedro Sánchez.
Es más fácil que la presidenta Ayuso consiga la mayoría absoluta en la Comunidad de Madrid que la logre García Page en Castilla la Mancha: y puede que una y optro tengan que ponerse a negociar con los otros dos grupos que, con uno o dos escaños en su poder, les obliguen a entregarles una vicepresidencia en el futuro Gobierno. El ejemplo de Castilla y León está muy cerca. Y por si no bastaría con su propio e inminente futuro, lo que ocurra en sus dos Autonomías tendrá un incluso directo en las elecciones generales. Tal vez por esa razón tanto Núñez Feijóo como Pedro Sánchez les conceden a sus “subordinados” tanta autonomía. Primero ganar y luego ya habrá tiempo para negociar.