NACIONAL

La hoguera que espera al perdedor dentro de 30 días

Raúl Heras | Viernes 30 de junio de 2023
Cinco años más tarde del golpe de estado constitucional que representó la moción de censura, España es más de derechas y más inestable desde todos los puntos de vista. Una herencia mala que va a recibir el candidato que gane o sume la mayoría absoluta. Sólo pueden ser dos y el perdedor será pasto de las llamas que se extenderán por su propio partido. A Savonarola, los Medici le mataron antes de ponerle en la hoguera para escarmiento de sus enemigos. Un acto de piedad que no tuvo la Inquisición española. Una advertencia de la Historia para nuestros ambiciosos líderes.

El gran vencedor en las urnas se llamará Alberto y el gran perdedor Pedro, pero salvo sorpresas tan sólo será la primera de las batallas, la más importante pero no la definitiva. Santiago Abascal, que se mantendrá en el tercer puesto conseguido en 2019 es un experto en la guerra de guerrillas parlamentarias y desde el
pasado mayo no deja de hostigar a los batallones autonómicos del PP.

Existen otros perdedores, medio escondidos entre los números de las urnas. Puede que sea el enjambre de nombres que forman Sumar. Puede que sea la ERC del profesor Junqueras, puede que sea el resucitado independentismo del huido Puigdemont, o los minúsculos partidos uniprovinciales, desde Teruel a Soria. El bipartidismo imperfecto con que el que nació nuestra democracia sigue a la búsqueda de su propio tiempo perdido, sin un Proust que se lo escriba.
Esos otros “derrotados” en la primera de las batallas y sus incontables trifulcas televisivas, más cerca de las tabernas políticas que de lis análisis reales de la situación social y financiera de este país, en sus renovadas aspiraciones son Pedro Sánchez, que llevó al PSOE a quedarse en 120, Feijóo que tiene muy fácil llegar a los 130 escaños, pero necesita superarlos para “ empatar” al menos a lo último conseguido por Mariano Rajoy; y Pablo Iglesias y Alberto Garzón que ya han sufrido en sus propias carnes las abrasantes quemaduras de lis adioses.

La izquierda de carácter nacional va a perder y la derecha va a gana. Si se mira el conjunto de España, la izquierda y la derecha se han vuelto más radicales, tanto por el aumento descomunal de Vox como por el aumento de Bildu y la aparición de la CUP. También aparece un retrato de un país fragmentado en su representación política, con más dec20 formaciones políticas que estarán representadas de forma directa o indirecta en el Congreso, con representantes de Navarra, Cantabria, Canarias y de un Teruel y una Siria que existen por la torpeza y la desidia territorial tanto del PSOE como del PP.

Si Abascal y Vox logran mantener sus 50 escaños se convertirán en Lis grandes árbitros de la política, con presencia en el Gobierno y sin que Feijóo sufra pesadillas prematrimoniales. Sería frenar en seco la recuperación del Partido Popular; mientras el presidente en funciones y candidato del PSOE ha fracasaría en su igual intento de mejorar los resultados de 2019 si Yolanda Díaz consigue mantener lo logrado por Pablo Iglesias, pese al retroceso de Unidas Podemos, que se tuvo que conformar con el papel de comparsa en un gobierno encabezado y dirigido por los socialistas, otro “favor” en la cuenta de su antiguo compañero y amigo Errejón y de Más País. La división se paga en votos y en escaños por la guadaña que utiliza el señor D´Hont.

Esta vez no todos los dirigentes hablarán y se presentarán como ganadores, y los perdedores, con hoguera o sin ella deberán cumplir con los cánones de las democracias europeas y presentar su dimisión.

Va a ser muy difícil para Pedro Sánchez y para Alberto Núñez Feijóo lograr la investidura, pero aún les será más difícil sacar adelante unos futuros Presupuestos que reciban la aprobación de una Europa que ya nos ha dicho que no vamos a cumplir con el déficit y que tenemos que recortar otros ocho mil millones del gasto público. Adiós a las políticas sociales.

La mayoría absoluta y la tranquilidad para España dentro de la EU y los equilibrios geo estratégicos sólo se conseguirá en un casi imposible gran acuerdo entre PSOE y PP, que sumara más del 60 por ciento de los escaños del Congreso. Tarea imposible desde hace 40 años. Más que suficientes para afrontar la difícil situación política, social y económica que va a tener que afrontar España cuando dejen de llegar lis dineros europeos y el BCE se pi ha duro de verdad con nuestros bancos.

Con unos nacionalistas e independentistas que se ven más fuertes, una izquierda que desea mantenerse en el gobierno a través de todos los pactos posibles y casi imposibles, y una derecha dura y exigente que no va dejar de presentar sus propuestas en el Congreso, tras sentarse en la mesa del Consejo de ministros.

Puede que en un acto de generosidad y miedo a partes iguales, los líderes políticos intenten negociar para evitar otras elecciones, pero no es descartable que se repitan. Una muy mala noticia cuando los tambores de guerra van a seguir sonando en Europa y vemos cómo de nuevo arden
las calles de Paris y en Berlin se esconden detrás del fantasma de la recesión.


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