Puede que en esa búsqueda malograda don Ramón María se hiciera carlista, con lo que consiguió que el pretendiente a la Coronade España, Jaime de Borbón y Borbón-Parma, le nombrara Caballero de la Orden de la Legitimidad Proscrita, un título que se ajustaba tanto a su hidalguía como su estómago al hambre que padecía.
A nuestro tercer gallego, metido en ese teatro de la política y que entre Bradomin y La Moncloa tal vez eligiera la inmortalidad de las letras, lo que le espera es una longa noite da pedra - también descrita en verso por otro gallego como Celso Emilio Ferreiro hace 40 años y por la que desfilan las parecidas avaricias y miserias que retrataba un siglo antes su paisano.
No es nada fácil en estos tiempos de la política conseguir la inmortalidad y aún menos la nobleza. Sueño de una noche de verano para don Alberto Nuñez Feijóo, toda vez que hemos convertido el esperpento en un valor nacional y en toda una definición de una parte del carácter de lo español, que hasta ahora vive y respira entre nosotros como el "Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte" que dejó escrito el hombre sin brazo tras un duelo en los arrabales devla capital mientras se declaraba amigo de la Rusia revolucionaria, enemigo de Isabel II,y militante republicano de Alejandro Lerroux. En busca de un escaño que no consiguió, y amigo y protegido de Manuel Azaña.
Mariano Rajoy como antes Manuel Fraga y hoy Alberto Núñez, paisanos los tres de Bradomin, creo que buscan lo mismo: la inmortalidad política; y no creo que pretenda que Felipe VI le conceda un título nobiliario. Se lleva mal con la Corte e igual que hacía el autor de Divinas Palabras, se escapó a su Galicia en cuanto la ocasión se mostró propicia.
No retará a duelo de sable a otro Julio López del Castillo, pero si es capaz de retar a sus adversarios en el hemiciclo del Congreso o del Senado e incluso de la televisión a puñales de palabras.
Cultiva la sorna gallega con el mismo afán que don Ramón cultivaba sus clases de esgrima con Atilio Pontanari.
Pensaran los que hayan llegado en su lectura hasta aquí que no ven por ningún sitio el fantasma del que nació como Ramón José Simón Valle Peña, antes de cambiar para la historia de este país y liarse a golpes en los cafés que anudaban las tertulias de la capital y convertir a Tirano Banderas en un retrato universal de los vicios del poder.
Pues bien, el fantasma de su paisano sigue entre Ribadumia y el monasterio de Armenteira y es más que posible que don Mariano le incite a recorrer juntos ese camino si llega a instalarse en La Moncloa y docto en la materia, le expliqué antes de entrar en el claustro cisterciense ( que acoge a un grupo de monjas que profesan la orden de San Bernardo ) que allí viven gracias a los esfuerzos de Carlos, el segundo de los hijos aquel gallego que paseaba sus " barbas de chivo" por la España que se preparaba para volver a echar a un Borbón del trono, proclamar por segunda vez una República y entrar en una Guerra Civil que la dejaría moribunda.
Al fin y al cabo los fantasmas como las meigas no existen pero haberlos... Con leer los periódicos, escuchar la radio, ver la televisión o curiosear por las redes sociales basta. Aparecen a miles
Entre los muros de Armenteira, ya con la mañana alta y los sonidos del mar escondiéndose entre los árboles, el presidente que jugaba con el tiempo como si fuera un conjuro le contará , que en la "Corte de los Milagros" los sables del vocabulario se entrecruzan cada día con tanta o más sañas que lo hacían los de acero en el comienzo del siglo XX y que no hace falta salir al extraradio de la capital, con acceder al hemiciclo que custodian dos leonés que fueron cañones es suficiente.
Puede que haya hasta bromeado en estos días de sumar apoyos delpadado y del futuro que se tiente la ropa y el cuerpo por las posibles cornadas que dan los votos y que, como ya vimos en ese escenario taurino de la televisión , quieran convertirlo en don Friolera, No por malquerer, tan sólo por supervivencia, que Sánchez y Díaz y hasta Abascal piden "La cabeza del Bautista" de turno cuando la ocasión se presenta para mostrar a los españoles el trofeo conseguido.
"Las Luces de Bohemia" son alargadas, vienen de Bruselas y cruzan el Atlántico. Se enroscan por los dos palacios que conjugan el verbo del poder, tan cerca y tan lejos en su comprensión de lo que pasa y de lo que desean. Feijóo , al igual que otros que pasean por los salones madrileños, conoce a su particular "marqués de Bradomín", espejo deformado de aquel general carlista que sedujo a don Ramón lo bastante con sus historias como para convertirlo en uno de los mejores esperpentos de su colección.
Frente a este don Juan del siglo XXI tan preso como el de la farsa en sus propias pasiones puede que le juegue una mala pasada desde su atalaya de La Moncloa. Los Idus ya no respetan los tiempos clásicos. Siempre, eso sí, nos quedará octubre para volver a caminar por los mismos caminos con nuevos compañeros de viaje.