Feijóo necesitaría que desde el independentismo vasco o catalán cambiaran de opinión, pero la presencia de Vox lo hace prácticamente imposible. Sánchez, que ya tuvo 180 escaños a favor de su moción de censura en 2018, se encuentra en la misma posición. Con la formación de Yolanda Díaz - que ha tenido siete escaños menos que los que obtuvo ese bloque de izquierdas con Pablo Iglesias al frente - el actual presidente en funciones se queda en 153 escaños. Para llegar a los 176 tendría que pactar, con un precio muy alto, con ERC, con JxCat, con Bildu, con PNV y con el BNG, que todos juntos suman 26 escaños. Tendría mayoría absoluta y puede que lo intente pero no parece que sea posible.
El presidente del PP puede pedir su debate de investidura pese a que no tenga los escaños suficientes. Nos haría a todos un favor, comenzarían a contar los dos meses que deben separar la repetición de elecciones, pero antes se deben formar las Cámaras, Congreso y Senado, y presentarle al Rey los resultados. Feijóo quiere pedir a Sánchez su abstención y Sánchez le pedirá lo mismo. Un país, esta España, que va a asistir al espectáculo de unas negociaciones infinitas.
Los dos grandes partidos van a jugar a culminar el retorno al bipartidismo imperfecto. Forzar nuevas elecciones para que el cansancio haga que los españoles concentren su voto. Un juego peligroso, que sale bien en los despachos y en la mesas de los analistas y sociólogos pero que ya se ha demostrado que no es real.