El miedo a Vox ha sido una de las claves principales del resultado final de las elecciones del 23-J, convirtiendo lo que iba a ser un paseo triunfal de Feijóo, al estilo de Rajoy en 2011, en un una victoria pírrica. Una buena parte del electorado que el 26 de mayo se decantó por el PP en los comicios municipales y autonómicos ha preferido bloquear la entrada de Abascal en un hipotético gobierno PP-Vox, a lo que hay que añadir como dato significativos el vuelco de parte de los simpatizantes del independentismo catalán, y en menor medida el vasco, hacia Pedro Sánchez.
Núñez Feijóo había apostado en su campaña por un gobierno del PP en solitario para lo que tenía que reducir a Vox a menos de 25 escaños. Al final solo le ha conseguido arrebatarle 19, pero aún así habría podido jugar esa baza si el PP hubiera traspasado el umbral de lo 150 escaños. No ha podido ser principalmente por el hostigamiento de Abascal para entrar en los gobiernos de la Comunidad Valenciana, Baleares, Aragón, Murcia y Extremadura, que han atizado mucho el miedo de los votantes hacia la extrema derecha.
Si analizamos los resultados provincia por provincia vemos que justamente en gran parte de esos lugares donde Vox está en el gobierno (como Castilla y León) o donde va a estar, el PSOE ha logrado mejorar sus datos autonómicos y municipales. Eso le ha restado al PP no menos de 15 diputados menos.
Tenemos el caso de Valencia en donde el PP ha ganado dos escaños, uno de CS y otro de Vox, pero el PSOE ha logrado uno más y Sumar ha conservado los tres de Podemos y MásPaís. Al final empate entre los bloques.
En Alicante, PSOE y Sumar han mantenido sus 4 y 1 escaños, respectivamente, y Vox ha perdido uno, mientras que el PP solo ha podido ganar dos, es decir que los bloques de la derecha y la izquierda han quedado prácticamente igual que en 2019.
En las Islas Baleares, otro de los territorios donde el PP ha pactado con Vox, Feijóo le ha quitado un escaño a Abascal, mientras que el PSOE ha hecho lo propio a Sumar (entonces Podemos). Todo muy ajustado, algo que solo se puede explicar por el miedo repentino de los votantes hacia Vox.
En Andalucía, las pérdidas de escaños del PSOE y de Sumar han sido también mínimas frente a lo que se esperaba, además de la victoria clara de los socialistas en Sevilla. Y aún es más significativo el empate en escaños que se ha dado en cuatro de las ocho provincias de Castilla y León: León, Valladolid, Burgos, Soria y repitiendo el 2 a 1 de Palencia. Solo en Salamanca, Segovia y Zamora el PP le ha quitado uno a Vox, pero conservando el PSOE sus escaños.
Lo mismo puede decirse de de Extremadura: en Cáceres, el PP solo ha logrado sumar el escaño dude Vox y en Badajoz, que pasado de los 6 a los 5 escaños globales, el PSOE ha empatado a dos con el PP, mientras que Vox ha conservado uno.
En Aragón y Murcia, comunidades que han están en la órbita de la derecha, los resultados han sido muy parecidos a los 2019 con ligeras subidas del PP de Feijóo, pero mantenido el PSOE sus resultados.