SOCIEDAD

África, primera víctima del cambio climático

Diego Carcedo / Atalayar

Martes 01 de agosto de 2023
Nadie está libre de los efectos que el cambio climático está causando en el planeta, pero el África subsahariana es sin duda la zona donde los problemas que crea son más inevitables y acuciantes para la vida de sus habitantes

El más grave es el que causan las insólitas temperaturas, que baten todos los récords universales medidas en grados, donde además de agobiar las resistencias humanas, arrasan con la esperanza vital que descarta el destrozo de las cosechas agrícolas.

La sequía implacable, que se mantiene año tras años, impide que prosperen los únicos recursos naturales que quedan en muchos poblados para que centenares de millares de habitantes puedan alimentarse: las plantaciones de leguminosas o cereales se agostan prácticamente antes de nacer, y los animales domésticos – lo mismo que en buena medida ocurre también con los salvajes – se mueren extenuados por la falta de pastos y en muchos casos de sed. Los parques naturales se agostan.

Proveerse de agua para beber, ya no hablamos de otras necesidades básicas que escasean, supone especialmente para las mujeres de algunas tribus caminatas diarias de decenas de kilómetros con las garrafas al hombro. Pero la sequía que muestran las imágenes que vemos en la televisión no genera sólo situaciones humanamente dramáticas. También está en buena parte en el origen de los conflictos de carácter político y terrorista que causan víctimas e inestabilidad.

La miseria que se crea es una de las actitudes de rebelión que se sufren en varios países donde especialmente los jóvenes solo tienen la alternativa del riesgo a embarcarse una patera desafiando las olas para emigrar en busca de otros horizontes menos dramáticos. Tener que vivir pidiendo a los clientes ayuda a la puerta de los supermercados es menos duro que pasarse semanas soportando hambre y hasta sed sin verle final a su desgracia.

Entre los países más afectados por la sequía, contra la que no hay ninguna alternativa, los diez más angustiados están en África. Los expertos que siguen los acontecimientos, como el de la expansión del yihadismo, concluyen que se trata más de una reacción política que religiosa. La fe que propaga el yihadismo crea ilusión. Los jóvenes especialmente son más proclives a creer las promesas de mejorar su futuro, incluso su presente, con las teorías de organizaciones como Boko Haram.

Esta secta violenta, que surgió hace doce años en Nigeria donde protagonizó acciones terroristas atroces, desde matanzas colectivas a secuestros masivos de niños, lejos de ser derrotada por las Fuerzas Armadas desplegadas en su persecución en el norte, se siguen extendiendo sobre todo en los países fronterizos en torno al gigantesco lago Chad, donde la esperanza fanática es que aumente el agua a pesar de la falta de lluvia. Son, además de Chad y Nigeria, también Camerún, Níger, Mali y Burkina Faso.

En estos dos últimos los conflictos creados ya se han hecho con el control anárquico del poder. Aunque hay que añadir que el problema afecta a todo al Sahel, todo el sur del Sáhara, la zona más desesperada. Tanto la Cruz Roja, como la propia ONU, además de las oenegés que trabajan en aquellos territorios ya han alertado de los problemas y peligros que allí se están acumulando y para los que nadie, ninguna potencia occidental, además de la penetración extenuante de China que buscan su provecho, encuentra, si es que la procuran, una solución para un problema que la meteorología agrava por minutos.


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