Hasta aquí, el cuento convertido en serie de televisión. Viene la realidad. Las abejas también, al igual que los avispones, tienen aguijón y las Reinas no admiten competencia. Para evitarla son capaces de matar o hacer huir a sus rivales. Yolanda Díaz ya es la única Reina en esa colmena que es la izquierda radical española, una izquierda rota y de la que más pronto que tarde tendrán que marcharse las otras abejas que esperaban compartir el poder.
Ni Ione Belarra, ni Irene Montero tienen nada que hacer en ese panal de rica miel presupuestaria y representativa que proporciona estar en el Gobierno y en el Congreso. El gran Zángano Pablo Iglesias se marchó cumplido su papel de fecundador político con la creación de Podemos. Su papel lo ocupan otros, los que la propia Reina ha elegido.
La biología de los insectos y la biología política se unen. A las posibles Reinas se les alimenta con jalea real, a las que serán obreras y zánganos - estos últimos con una vida muy corta dado su único papel - son miel y polen. Cada uno de ellos cumple con su papel, tanto en el mundo animal como en el político.
Victoriosa ante sus adversarias para mandar en la colmena que formaron Podemos, Izquierda Unida y el resto de formaciones diminutas de esa izquierda que, desde el inicio de la Democracia no ha tenido más remedio que estar bajo el dominio del PSOE, la Yolanda Díaz que se marchó de su primer panal político en Galicia para vuelo a vuelo, flor a flor, sonrisa a sonrisas, beso a beso conseguir el trono actual de Sumar, ha hecho un retrato de la España que quiere que se asemeja a aquel país feliz y multicolor que describió Bonsels en 1952.
Era un cuento para niños y como todo cuento llevaba dentro una enseñanza: volar libre es un deseo y una ambición legítima y hasta necesaria, pero hoy, en España, en Europa y en el resto del mundo los sueños, el sol no sale de igual forma para todos y es necesario llevar una hoja de cálculo al lado cuando se hacen públicos los proyectos.