Hacía seis años y 18 días que el entonces presidente de la Generalitat y el diputado de la CUP se habían abrazado después de la celebración de la consulta que el gobierno organizó sobre la independencia de Catalunya. Que un anticapitalista como Fernández abrazara a un representante de la derecha burguesa catalana como Mas dejó boquiabierta a mucha gente. Tiempo más tarde, los cuperos, que ya no estaban liderados por Fernández, enviaron a Mas a “la papelera de la historia”.
Fernández y Mas volvieron a abrazarse el día 27 en Sant Feliu de Guíxols y explicaron que lo hacen cada vez que se ven. "Ahora tenemos tendencia a abrazarnos", reconoció el expresidente de la Generalitat. Fernández asegura que él es mucho de dar abrazos.
El expresidente de la Generalitat, Artur Mas fue contundente al afirmar que el independentismo tiene deberes "a corto plazo" y lo primero que hace falta es rehacer las condiciones para que el movimiento «vuelva a ser creíble". Esto, que es una tarea interna de Cataluña, «no se está haciendo» y, en este sentido, avisa que "hasta que no se llegue a este punto no hay nada más a habla» porque el movimiento «no tendrá la fuerza que demostró en los momentos álgidos de los últimos años". Así mismo, recuerda que no hace tanto tiempo el independentismo fue capaz de avanzar desde polos ideológicos «opuestos»: "Tuvieron capacidad de fijar un rumbo y de andar juntos sin hacerse zancadillas y sin darse empujones", afirmó.
A Carme Forcadell le cayeron más críticas que abrazos. Pugès realizó una intervención extraordinariamente crítica con ERC, el partido de Forcadell. “Veo que te gusta mucho Junqueras”, dijo con ironía la expresidenta del Parlament.
Tras volver a abrazarse, Mas y Fernández se despidieron. Hasta el próximo encuentro y el próximo abrazo.