La organización ecologista considera positiva la celeridad de las actuaciones al permitir que se evalúen los daños sustanciales que el vertido está provocando en los ecosistemas costeros cuando estos son más evidentes. En ese sentido, ha pedido la colaboración de la comunidad científica para constatar estos impactos y evitar que se vuelva a producir un escenario de impunidad.
Batalla judicial larga y complicada
Ecologistas en Acción se está preparando para una batalla judicial a largo plazo, recordando el precedente de la catástrofe ambiental causada por el Prestige en las costas gallegas en 2002. Dicho proceso se alargó más de 16 años y quedaron libres todos los imputados en relación al cargo de delitos contra el medio ambiente.
El entramado societario que hay detrás del buque con bandera de conveniencia en Liberia y sociedades en paraísos fiscales, opacos a la justicia española, complica mucho la actuación de la justicia para que los verdaderos responsables del desastre ambiental se hagan cargo de la restauración y remediación de los ecosistemas dañados.
Por eso, según la organización ecologista, la acción judicial ahora iniciada es fundamental para determinar la responsabilidad civil y poder obligar en su momento a la propietaria del buque ya su aseguradora a abonar las indemnizaciones que correspondan por el daño causado, asegurando que se cumple el principio de “quien contamina paga”. En este caso, Ecologistas en Acción ha solicitado al Juzgado de Noia que se imponga una caución de 10 millones de euros a la naviera del Toconao.
“El entramado societario que hay detrás del portacontenedores no es casual. Con esta ingeniería societaria se aseguran la impunidad ante los desastres ecológicos que causan, al ahorrarse costes en seguridad. Mientras se sientan impunes y puedan eludir pagar las sanciones e indemnizaciones, seguirán jugando con la vida del planeta”, denuncian desde la organización ecologista.
La grave amenaza de los microplásticos
La contaminación por plásticos y otras basuras marinas se ha convertido en una de las principales amenazas sobre los ecosistemas marinos a nivel global. La Universidad Estatal de Florida estima que más de 17 millones de toneladas de plástico ingresaron en los océanos del mundo en el año 2021, y esa cifra aumenta cada año. Solo en Europa se estima que cerca de 160.000 toneladas de pellets de plástico llegan al ambiente terrestre y marino cada año y, según ha publicado The Guardian, en todo el mundo las cifras llegan a las 230.000 toneladas al año en el mar .
Ecologistas en Acción recuerda que la presencia de microplásticos en los océanos tiene consecuencias devastadoras para la vida marina y los ecosistemas acuáticos. Estos diminutos fragmentos de plástico se han infiltrado en todos los niveles de la cadena alimentaria marina, desde organismos planctónicos hasta grandes mamíferos marinos.
Su contaminación asociada conlleva desde daños físicos, como microlesiones en los tejidos internos (la llamada “plasticosis”), hasta la bioacumulación de contaminantes tóxicos. También pueden facilitar la entrada de virus y bacterias en el organismo al estar adheridos a los microplásticos. La contaminación también altera la estructura y el funcionamiento de los ecosistemas marinos, afectando la biodiversidad y desencadenando cambios en la distribución de las especies.