ECONOMIA

Súper ciclo

José Manuel Pazos | Miércoles 17 de enero de 2024
Según los datos del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, hay más de 183 conflictos militares en curso en el mundo, la cifra más alta desde hace al menos tres décadas. Este 2024 se presenta, además, como el mayor año electoral de la historia, con 64 países que abarcan la cifra récord del 49% de la población mundial acudiendo a las urnas.

NO PARECE UN SIMPLE CAMBIO…

Aunque la mayor parte de la atención se centra en Estados Unidos, también hay elecciones en India, Pakistán, México, Taiwán, Rusia, Reino Unido y hasta cinco Estados de la zona euro, al margen de las elecciones al Parlamento Europeo. Paradójico que muchos voten, mientras muchos otros se matan, no tanto en conflictos de frontera como dentro de las propias fronteras.

¿Es casualidad o estamos asistiendo a la manifestación de un cambio asociado al declive de poder de las democracias occidentales, y en particular de los EE.UU.? No parece un simple cambio de ciclo, del tipo del que sucede a otro para corregir los desajustes del anterior hasta que el nuevo genera los propios. Aparenta que nos adentramos en lo que algunos definen como un super ciclo, donde los cambios son mucho más profundos y de muy largo plazo.

Llevado a nuestro terreno, habrá a quién, inmediatamente, esto le sugiera el inicio del declive del poder del dólar. ¿Para qué lo sustituya, qué? Habría de ser el euro, pero resulta que si agregamos el conjunto de divisas a las que empezó a reemplazar hace más de veinte años, lo que el euro representa hoy en el conjunto de transacciones mundiales, es muy poco más de lo que representaba el conjunto de monedas a las que sustituyó. Si en sus planes fundacionales estaba el competir con el dólar en condiciones de amenazar su reinado, desengáñese. Nada hay que indique que vayamos en tal dirección. Mucho menos el yuan, que muy poco representa hoy en el comercio mundial.

…NI TAMPOCO PASAJERO

Sin embargo, el incremento de la conflictividad es más que el de los conflictos militares y la competencia entre divisas. Una de las grandes cuestiones es el conflicto entre EE.UU. y China, que poco cambiará independientemente de cuál sea el resultado de las poco previsibles elecciones norteamericanas, y es que el apoyo a políticas de no cooperación es abrumador en los dos grandes partidos. Esto garantiza que el tiempo de la desglobalización y de la relocalización no es una pasajera consecuencia de la pandemia.

Donde las elecciones norteamericanas si pueden alterar las reglas de juego es la relación entre EE.UU. y Europa, y no solo en lo económico por las amenazas arancelarias del expresidente y aspirante a candidato republicano, sino en la geopolítica, por la amenaza de abandono de la OTAN. Tampoco para países como México será neutral. Una nueva administración de Trump devolverá la tensión a la relación entre ambos países.

Si nos quedamos en el terreno exclusivamente económico, 2024 pudiese no ser un mal año después de todo. Los tipos de interés bajarán, -ya lo están haciendo- y lo mejor es que es seguro que pueden hacerlo sin necesidad de que se presente un periodo de recesión. Es la situación ideal, dadas las circunstancias, incluso la probable, pero también aquí, la relación entre capital y trabajo dará mucho que hablar porque, con la IA de por medio, está lejos considerarse estable. Cuente al menos con recortes de tipos, pero no grandes, porque resumiendo, el 2% de inflación que fue techo, ahora será un suelo. Es la consecuencia más leve de lo que parece el inicio de este nuevo e incierto super ciclo.


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