Desde la izquierda más dura y desde la derecha más dura comprueban que tanto Ayuso como Lobato han dejado de tirarse los trastos a la cabeza, sin que por ello la presidenta no mantenga sus descalificaciones hacia el gobierno de Pedro Sánchez y el Secretario General de los socialistas madrileños no haga lo mismo con Núñez Feijóo y su equipo de confianza, con Miguel Tellado a la cabeza.
Es primer paso el que están dando con la vista puesta en las elecciones de 2027. Quieren más autonomía dentro de sus formaciones y más capacidad para aplicar decretos leyes desde el Gobierno cuando crean que es necesario. Madrid, al igual que está pasando con el BNG de Ana Pontón en Galicia, no quiere ser menos que Cataluña o el País Vasco y se suman, así, al resto de los territorios que desean la igualdad de trato económico, fiscal y Legislativo pese a la división que aparece en la Constitución entre los llamados territorios históricos y los del resto del Estado.
Mientras el PP domina de forma clara tras las últimas elecciones la estructura política de toda la Comunidad, el PSOE no puede decir lo mismo, con Más Madrid por delante. De ahí que el posible pacto sobre cambios que hagan regresar el bipartidismo perdido conlleva de forma necesaria la destrucción, o al menos minoración, de las otras fuerzas. Ayuso ya ha dicho con claridad que no necesita a Vox para gobernar ya que goza de mayoría absoluta. Lobato no sólo necesita a Más Madrid, es que es muy improbable que pueda conquistar el palacio de la Puerta del Sol sin el apoyo de la izquierda que hoy por hoy, por elevación, sigue a la vicepresidenta Yolanda Díaz.
Quedan más de tres años para avanzar en ese camino. Díaz Ayuso es consciente de que el tremendismo político que le ha levado al poder y la mantiene en él no podrá mantenerlo en el futuro, que tendrá que moderar el lenguaje y pasar de los ataques a Pedro Sánchez a los hechos, con propuestas de desarrollo y creación de valor y trabajo para todos los ciudadanos. Juan Lobato, por su parte, sabe muy bien que su mantenimiento al frente del PSM y su posible victoria electoral depende de un lento pero imparable distanciamiento del núcleo que gobierna desde el Palacio de la Moncloa.
Al igual que ocurre en otras autonomías que no tienen citas electorales propias hasta el año 2027 serán los comicios europeos de junio los que determinen hasta qué punto sus los jefes de Ayuso y Lobato les dan cabida en las listas comunes frente al resto de sus rivales internos.