En la medida que, durante el ciclo de fuerte restricción monetaria, las subidas de tipos han sido más bien sincronizadas, los mercados de divisas han mantenido una situación de relativa estabilidad.
NOVEDADES, QUE NO SORPRESAS
Pero incluso así, durante este periodo, podemos hablar, entre las grandes divisas, de un tiempo caracterizado por la fortaleza del dólar por una parte y la debilidad del yen por otra. Ambas divisas representan los dos extremos, y coincide que las condiciones de tipos de interés en ambos casos han sido sometidas a revisión la semana pasada.
No puede decirse que el resultado haya alcanzado la categoría de sorpresa, aunque ha habido novedades. El BoJ ha puesto punto final al largo experimento de tipos de interés negativos, elevándolos por primera vez desde 2007, y la FED no ha hecho nada, o quizá sí, porque, dicho de otro modo, no ha querido enturbiar los mercados, dejando en tres los recortes que, según su diagrama de puntos, estima que habrían de producirse este año. Mejor de lo esperado porque ya se habían preparado para aceptar solo dos. Su reacción ha sido acorde. Aunque siempre insisten que su diagrama no es una previsión, a los mercados les venía muy bien quedarse con ese mensaje.
DE SEIS A TRES
Puede interpretarse como una recompensa a la calma y al optimismo que mantienen, porque no hace tanto que descontaban hasta seis recortes. Normal que, en la rueda de prensa, un periodista interrogase al presidente sobre la transparencia de la FED a la hora de comunicar sus políticas, una tradición de apenas tres décadas: "¿Ha habido algún día en el que haya querido volver a meter a ese genio en la botella?". "Por supuesto", respondió el presidente, antes de hacer una pequeña pausa y añadir "no". ¿Cómo iba a ser de otro modo si han conseguido rebajar las expectativas de recorte de seis a tres y que los mercados sigan confiados?
Como es evidente, las estrategias de comunicación funcionan, porque de otro modo sería muy difícil que, ante semejante cambio en las expectativas de recorte de tipos, el dólar se mantuviese tan cerca de la cotización que tenía cuando se descontaban seis, y los mercados de renta variable no hayan alterado su racha de sucesivos máximos, acumulando el S&P500 un 27% en cinco meses. Justo los que van de descontar seis recortes a descontar dos o tres.
Y si funciona, ¿para qué cambiarlo? No necesitan que la bolsa baje, y tampoco que el dólar se aprecie, algo que además le viene extraordinariamente bien al BCE, que así no tiene que sufrir la debilidad del euro. Además, las economías están resistiendo, como pocos esperaban, tipos de interés en estos niveles.
Por qué aguantan, es asunto de respuesta compleja, más cuando parece que vamos de menos a más. ¿Se imagina que nos conducen al no recorte, o incluso a una subida como algunos auguran, y sin apenas darse cuenta, los mercados lo van aceptando? Al fin y al cabo, casi es peor un recorte, porque volviendo al principio, un recorte significa que asoma recesión, y un alza anuncia más crecimiento. No se fie del enredo, pero démosle más tiempo. De momento, que lo agradezcan los que recurrentemente compran dólares.