En Euskadi será el Partido Socialista el que de o quite el Gobierno vasco, salvo que se produzca un acuerdo entre Bildu y el PNV, lo que llevaría al nacionalismo a dar un paso decisivo en sus reivindicaciones y a un enfrentamiento directo con el Gobierno central y con la estructura del Estado. Si dejaos esa posibilidad a un lado, lo más probable es que tanto el PNV como Bildu se disputen el primer puesto, con los socialistas en tercer lugar.
¿ Quién gobernará tras las elecciones ?, el partido al que apoye Pedro Sánchez. Puede que esa elección no guste al otro competidor nacionalista y que traslade su disgusto al Congreso. Es en esa Cámara estatal donde el presidente no puede perder ninguno de los seis escaños de Bildu, ni ninguno de los cinco que tiene el PNV. Se necesitará un auténtico juego de manos para mantener ese equilibrio
En Cataluña se repite la situación, con un ingrediente distinto: lo probable es que el PSC de Illa sea la primera fuerza en votos y escaños con los dos partidos independentistas pisándole los talones. Volvemos a la misma y no deseable variable: un acuerdo tripartito entre ERC, Junts y la Cup. Un problema para la convivencia global en España y, por supuesto, para la estabilidad del Gobierno de Pedro Sánchez.
Se puede volver a las viejas fórmulas de gobierno autonómico de coalición entre socialistas y uno de los dos representantes del nacionalismo. Si el otro decide que no le gusta el resultado y se siente perjudicado por la decisión de los socialistas moderá ficha y escaños en el Congreso. Otro problema para mantener la mayoría absoluta en todos y cada uno de los proyectos de Ley con los Presupuestos Generales a la cabeza, que siguen sin aprobarse.
La prórroga hasta el año que viene significa que una parte de las ayudas europeas tardarán en llegar y hasta no llegarán lo que, en este momento de aumentos en los Presupuestos de Defensa de la Unión por la guerra de Ucrania y la proyección a cinco años, dificultará que los deseos de cumplir los cuatro años de la Legislatura sean imposibles de cumplir.
El resto de los grupos, con Sumar en primer lugar merced a sus 27 escaños en el Congreso, tienen escasa importancia en las dos Autonomías. No cuentan a la hora de formar los Ejecutivos. Se limitarán a acompañar a los dúos resultantes. Su fuerza está en los resultados del 23 de julio del año pasado y del manteniendo de la actual configuración del Congreso y del Senado.
La geometría variables que lleva utilizando Pedro Sánchez desde la moción de censura de 2018 puede que no le sirva para los próximos meses. Y la gran solución para España, que sería la coalición del PSOE y el PP, sin recurrir a nuevas elecciones, es prácticamente imposible: los dos líderes de socialistas y populares tendrían que dejar paso a un dirigente que estuviera distanciado de ambos. En Italia lo hicieron con Mario Draghi y les duró más bien poco pese a contar con el apoyo de las autoridades económicas de Europa.