Raúl Heras | Domingo 21 de abril de 2024
El presidente del Gobierno de España puede respirar tranquilo, mantendrá el inestable equilibrio político del que goza en el Congreso de los Diputados. Por menos de 30.000 votos y con los mismos escaños en el Parlamento de Vitoría que Bildu, el Partido Nacionalista Vasco, con Imanol Pradales como candidato seguirá mandando desde Vitoria. Ha perdido cuatro escaños respecto a 2020 pero los restos en Guipúzcoa y en Alava han favorecido al socialismo y al solitario escaño de Sumar. Cada partido hará la mejor de las lecturas posibles de sus resultados y hasta Yolanda Díaz con Sumar presumirá de haber ganado al Podemos de Miren Gorrotxategi. El único que se queda si argumentos es Vox, que ha visto como sus votos y escaños se han marchado al Partido Popular.
El nacionalismo vasco, el de derechas y el de izquierdas, ha barrido a los partidos estatales. Cincuenta y seis escaños de un total de 75. Victoria más que cómoda en las tres provincias, con un PSOE que presumirá de su leve subida al igual que lo hará el PP. El 75% de los votantes que han ido a las urnas este domingo también le mandan un mensaje a los partidos catalanistas. Pueden seguir su ejemplo y ser más radicales en su independentismo. Dentro de tres demands veremos si Junts, ERC y la Cup logran esos mismos porcentajes. Será el PSC de Salvador Illa el encargado de mantener al Estado, incluso con el sacrificio personal de dejar gobernar a otro. Será el momento a elegir entre la estabilidad política en España o la estabilidad en Cataluña.
Han acertado todos los sondeos previos. La igualdad entre PNV y Bildu es total. No parece probable, ni deseable que ambos nacionalismo se planteen un gobierno de coalición. Rompería la cerviz del Estado e incluso el equilibrio dentro de la Unión Europea. El PSOE vuelve a ser la tercera fuerza electoral, muy lejos de sus antiguas cifras, al igual que le ocurre en Andalucía, en Madrid y en Galicia. Muchos ven en ese retroceso el mejor de los argumentos para pensar que Pedro Sánchez no tiene más remedio que adelantar las elecciones generales o dejar a otro dirigente del PSOE en el selló de La Moncloa. Algo que no parece estar en la mente del Secretario General de los socialistas y la guardia pretoriana que le rodea.
Las elecciones catalanas pueden y van a ser un respiro, al igual que lo serán las europeas de junio. Quedan tres años largos para que termine la actual Legislatura y los propios socios que apoyan a Sánchez y al PSOE en el Congreso tienen plena conciencia de que con un Núñez Feijóo como presidente sus bazas políticas y económicas serían peores. A ninguno le va a interesar forzar la ruptura y a la que menos a la vicepresidenta segunda y a los ocho partidos que se aglutinan en Sumar. Euskadi ha sido el primer asalto de un combate en las urnas que se va a prolongar, de la misma manera que se va a prolongar la guerra en Ucrania o en Gaza, que parecen muy distantes pero que tienen una influencia en los procesos electorales de Europa y de Estados Unidos.