En Cataluña puede pasar lo mismo, con la diferencia de que el castigo en el País Vasco a los partidos de carácter estatal y español puede disminuir con el papel del PSOE representado por el ex ministro Illa, pero no así el del PP salvo que consiga arrinconar a Vox y hacerle perder el apoyo que consiguió en 2021. Con este panorama Díaz Ayuso está obligada a buscar otros argumentos para combatir al PSOE, sobre todo en Madrid, que los hay y muchos. Estamos en otras batallas, que tendrán que fijarse más en los impuestos, en la sanidad, en la educación, en el urbanismo, en las pensiones, en todos los temas que afectan de forma directa al ciudadano y a su forma de vida y sus esperanzas de futuro.
La Comunidad de Madrid, al igual que las otras trece que aparecen en la Constitución por un camino distinto a las llamadas “históricas”, desde Cataluña, Euskadi y Galicia hasta la novedosa Andalucía, puede encabezar la lucha por la igualdad, sin “pagos a los siglos pasados”. En este siglo XXI, más globalizado que nunca no se pueden mantener diferencias entre los ciudadanos por razón de su nacimiento o lugar en el que vivan. Si estamos aceptando y protegiendo a una inmigración masiva - tanto regular como irregular- y la estamos dotando de derechos, aparece como un anacronismo defender las ventajas de unos territorios sobre otros. La alternativa es “viajar” hasta las taifas árabes o los reinos cristianos que se alargaron hasta el siglo XVIII. Y perdernos.