ECONOMIA

Algo pasa...

José Manuel Pazos | Lunes 13 de mayo de 2024

Un dólar fuerte crea problemas en todas partes y cada país se va zafando como puede. Japón interviene, China cambia su política y Europa se declara no dependiente. La temperatura está subiendo,



La economía global tiene muchas aristas a las que prestar atención: deuda y déficit fiscal, inflación persistente, crecimiento desigual, geopolítica, transición energética, populismo… Las dosis son distintas por países o áreas económicas. El nexo que las une es el mercado de divisas. De ahí que no pueda sorprender la enorme diferencia cuando comparamos su volumen diario de negociación respecto a cualquier otro activo.

Diez días son suficientes para que el equivalente al PIB mundial de un año sea negociado. El dólar es el protagonista. Está en nueve de cada diez transacciones. Imposible desvincularse de su evolución.

INSUFICIENTE E INEFICAZ

La temperatura del mercado de divisas se está incrementando y afecta a todos. La percepción y consecuencias de esta mayor temperatura, es desigual. ¿Qué pasa?, y sobre todo ¿qué puede pasar?

Podemos convenir que la respuesta a la inflación, con todos los errores que se cometieron en las primeras fases, ha tenido un éxito razonable. Los precios han moderado su ritmo de avance y no hay evidencias que hagan temer un nuevo episodio de descontrol de precios como ocurrió en los años 70. Sin embargo, aparecen grietas en los mercados de divisas. Y conviene prestarles atención.

El punto más débil es Asia. Permite titulares del tipo “El yen se desangra”. Si cree que puede dejarlo ahí, porque el yen no es lo suyo, mejor que no. Recuerde que EE.UU., Japón y Corea del Sur, reunieron a sus ministros para tratar el problema. Japón intervino en el mercado de divisas estos días, con éxito modesto, y eso que sus reservas son las segundas más importantes del mundo después de las de China si las relacionamos con su PIB. Insuficiente, e ineficaz.

En 2022, la intervención japonesa, pulverizó sus reservas, que llegaron a ser apenas un 10% de las que ahora dispone. Fútil. Se frenó la hemorragia durante un tiempo, pero la situación no cambió. Esto es un serio problema para China, que está girando a la vieja política de vincularse estrechamente al dólar.

El año pasado el departamento de gestión de divisas del banco central chino recibió la visita del presidente Xi Jinping. Nunca había ocurrido algo semejante. Les pidió de forma explícita una “moneda fuerte”, prerrequisito para aspirar a ser una potencia financiera. No es posible combinar esto. Una moneda fuerte actúa contra las políticas de estímulo que China precisa.

¿UNA MEGA DEVALUACIÓN?

Cuanto más fuerte esté el dólar, más se agrava la contradicción. Se está produciendo un incremento de precios en diferentes materias primas industriales. Difícil de justificar a la vista de un crecimiento mundial modesto. En algunos casos, como en el cobre, estamos muy lejos de una situación de mercado desabastecido y, sin embargo, vemos un fuerte incremento de las compras de China, justo cuando sus fundiciones de refinado del metal, el 50% del refinado mundial, reducen su actividad.

¿Acaso está China aprovechando la fortaleza de su divisa para hacer acopio de materias primas antes de una fuerte devaluación? La duda es procedente. La política de yuan fuerte, ni es consistente, ni es sostenible.

Pero el dólar fuerte crea problemas en todas partes y cada país se va zafando como puede. El BCE se acaba de declarar “no-dependiente” de la FED. Pero no puede declararse “insensible”. No en el mercado de divisas, donde nadie puede defenderse solo. En algún momento puede convenir a todos conjurarse para debilitar al dólar. Pero eso exige una coordinación de la que ahora estamos muy alejados. La temperatura seguirá subiendo.


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