ECONOMIA

¿El mundo en guerra?

José Manuel Pazos | Martes 21 de mayo de 2024

El creciente nivel de deuda no es solo un dato financiero sino un elemento crucial que afecta a la estabilidad al tiempo que condiciona las decisiones políticas y económicas futuras.Las tres últimas ediciones de The Economist titulan así su portada: “Europa en peligro mortal” (4/5), “El nuevo orden económico” (11/5), “¿Está América a prueba de una dictadura” (18/5). No aparenta que concilien mucho con nuestro anterior análisis que titulábamos “Peor no estamos”. Depende de donde se sitúe el observador.



LAS DOS DIMENSIONES

Según nota de prensa del Banco de España, la deuda de las AAPP, alcanza en marzo los 1,6 billones, con un incremento interanual del 5,1%. Representa el 109% del PIB. No merecerá más allá de una breve reseña en la prensa.

La deuda, en constante crecimiento global, es una parte cada vez mayor del nexo que conecta estas dos dimensiones, algo que trasladado a un balance, nos ofrecería el Pasivo, es decir, de donde salen los fondos., y al otro lado el Activo, aquello en lo que se emplean o se invierten. Activos y Pasivos conforman la imagen completa. No hay contradicción alguna.

En la actividad cotidiana, la atención de los mercados se centra en el análisis del rendimiento del Activo. Fue la súbita subida de los tipos de interés la que devolvió protagonismo al Pasivo, y resulta que los niveles de deuda son ahora mucho mayores. O bajan los tipos, o baja la deuda, o mejoramos el rendimiento del activo. O todo a la vez.

Lo que más ansiedad despierta es que los tipos de interés de quien marca precios, se resisten a bajar, y en el otro lado del balance, las condiciones para obtener rentabilidad se hacen más difíciles. Aquí es donde la geopolítica juega un papel, y donde los electores deciden a través de sus representantes en que se gastan y se invierten los recursos.

ORDEN Y DESORDEN

Como esto se ha hecho tan complejo, algunos pretenden que es mejor que nos gobiernen iluminados con promesas de soluciones simples pero incumplibles que no hacen sino deteriorar el valor de los activos. Otros creen que la solución es aislarse para salvarse, desentendiéndose del nuevo orden/desorden económico. Después están los que advierten, de que algo ha de cambiar para que gane el orden al desorden. En eso se centra en su entrevista a The Economist el presidente francés que da lugar al llamativo titular de su portada.

Con otro enfoque, también advierte en una entrevista en FT el multimillonario fundador de Bridgewater, cuya singularísima trayectoria relata en su obra de 2018 “Principios” cuyo descubrimiento debo a un gran empresario con la que me obsequió hace un tiempo. Su advertencia pone el foco en la creciente deuda norteamericana y sus amenazas, para llegar a mencionar la posibilidad de una “guerra civil”, aunque no sea necesariamente al modo de la que se refleja en la película “Civil War” de reciente estreno. Sin pretender tanto, el propio presidente de la Reserva Federal describía la senda fiscal norteamericana como “insostenible” en una entrevista en la CBS el pasado febrero.

De esto van las elecciones en EE.UU., pero no menos las próximas europeas. Contextos diferentes, pero lo mismo en juego. En Europa, la guerra ya está, y el nuevo Parlamento habrá de decidir como el continente hará frente a la amenaza que líderes de derecha, izquierda y centro, advierten.

La geopolítica domina a la geoeconomía y en esa clave habrá que interpretar las decisiones que adopten, condicionadas en muy gran medida, precisamente, por la deuda. Servirá de precedente la respuesta al Covid, es decir, federalizar más deuda y ocuparse del activo dependiendo de la disponibilidad del pasivo.


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