De la misma forma que al PP de José María Aznar le resultó muy rentable el crecimiento de Izquierda Unida con Julio Anguita para restarle votos y escaños al PSOE de Felipe González y Alfredo Pérez Rubalcaba, son ahora los socialistas de Pedro Sánchez los que se benefician de la existencia del partido de Santiago Abascal. Esa simple ecuación matemática explica las continuas llamadas al voto útil por parte de Núñez Feijóo y el afán de los discursos de los dirigentes socialistas por colocar en el mismo saco al PP y a Vox. Unos insisten en su denuncia de que el PSOE es un partido que pacta y está sometido a las presiones de los comunistas de Sumar y Podemos, por un lado, y a los independentistas radicales de Junts, ERC y Bildu, por otro. Los dos grandes grupos se abstienen de criticar al PNV, el partido “eterno” en el arte de ganar espacio económico con los pactos tras cada cita con las urnas.
Como siempre, todas las encuestas dan por ganador al PP, con una cómoda ventaja sobre el PSOE, salvo el CIS de Felix Tezanos, que asegura que pasará todo lo contrario. La diferencia de interpretación se centrará en la “contabilidad”, que será más “creativa” que otras veces. Feijóo necesita vencer con comodidad para insistir en sus peticiones de adelanto electoral y oposición a la amnistía. La aprobación de la Lay por el Congreso en esta semana, tras las dilaciones del Senado, será uno de los slogans más repetidos por los populares en los últimos días de campaña. Y no será el final del trayecto, la posición del Poder Judicial, en general, y de los jueces, en particular, también dependerá de los resultados.
Si el PSOE con Teresa Ribera mantiene los veinte escaños en el Parlamento europeo que consiguió en 2019 se dará por satisfecho. Cualquier subida, por mínima que sea y aún estando por debajo del PP lo considerarán el mejor de los refrendos a la política de Sánchez con los nacionalismos catalán, vasco y gallego. El PP, al igual que le ha pasado en las elecciones catalanes ya sabe que va a crecer, entre otras poderosas razones por la desaparición de Ciudadanos, que llevará sus siete escaños a las arcas populares. Dolors Montserrat presumirá de pasar de doce a más de veinte y aportará a la derecha europea el mensaje de que en España el cambio en La Moncloa está en marcha y avanza a buen ritmo. De ocurrir lo contrario, que los socialistas se mantengan en cabeza o aparezca un empate entre los dos grands grupos todo el discurso de Feijóo y la estrategia de acoso se interpretará como un fracaso.
Ese fracaso es imparable para Ciudadanos pero también para la izquierda que representó el ya viejo y gastado 15M. La división d3 Sumar y Podemos y sus respectivas coaliciones les hará perder los seis escaños de hace cinco años y la batalla personalista entre Yolanda Díaz e Irene Montero y Pablo Iglesias ( que permanece en la sombra) hará regresar a los herederos del PCE y de Izquierda Unida a sus peores resultados en democracia.
En la Europa de la guerra de Ucrania van a cambiar muchas cosas respecto a la situación de 2019. Ya ha cambiado la economía y los efectos sobre los Presupuestos nacionales de cada Pais ya se están notando. La sociedad en cada uno de los 27 estados está más radicalizada y es fácil comprobarlo, pese a que nada tienen que ver el húngaro Victor Orban con Santiago Abascal en cuanto a su posicionamiento respecto al papel de la Rusia de Vladimir Putin en el tablero europeo y mundial. Las ideologías se han convertido en líneas transversales de pensamiento entre las cuales los nacionalismos diferenciadores e identitarios avanzan entre unas sociedades que se siente cada vez más distanciadas de las élites políticas que las gobiernan.