ECONOMIA

Más allá del jueves

José Manuel Pazos | Martes 04 de junio de 2024
El jueves llega el primer recorte en la eurozona, el julio habrá pausa, y en septiembre, de nuevo recorte. Si no fuese así, el riesgo de que algo se rompa aumenta.

A medida que nos acercamos al primer recorte del BCE este jueves, el debate pasa a centrarse en la velocidad del ciclo de recortes. La cautela de los “halcones” se basa en una inflación doméstica que consideran rígida y un crecimiento salarial todavía fuerte en el primer trimestre. Eso no impedirá el recorte de esta semana, pero estamos lejos de asegurar que se dé un nuevo recorte en julio.

El Consejo de Gobierno viene poniendo su foco en las previsiones trimestrales de inflación como guía de la política monetaria. Esperar hasta septiembre para volver a recortar alinearía la decisión con la publicación de las nuevas proyecciones, y una pausa a la espera de estos datos durante el verano ya está incorporada, de modo que su efecto en los mercados será muy bajo. No espere volatilidad cambiaria como resultado de esta reunión. No se va ni a debilitar ni a fortalecer más el euro por esto.

NO SE HA “ROTO” NADA

La batalla será más dura conforme avancemos en el calendario. Haber retrasado hasta ahora el primer recorte ha frenado la actividad económica y el crecimiento del crédito en la zona euro, pero todavía no se ha “roto” nada, riesgo que si aparecerá si los tipos no bajan en septiembre. La eurozona tiene una sensibilidad a los tipos más alta que EE.UU., y no solo porque el peso del sector manufacturero y de construcción es relativamente mayor que en EE.UU., sino porque los hogares tienen una mayor indexación de sus hipotecas a tipos variables.

A diferencia de EE.UU., “tipos más altos durante más tiempo” pueden mutar el modesto repunte de actividad que estamos teniendo en Europa, en un episodio efímero. Más aun teniendo en cuenta el coste del servicio de la deuda, cuyo propósito está en controlarla si nos atenemos a los requerimientos del restablecido Pacto de Estabilidad y Crecimiento, pero sobre el que hay que advertir que al mismo tiempo que pretende ser más riguroso, permite salvar sanciones con compromisos a medio plazo más que con acciones.

Francia ha tenido mucho que ver en esto, y tal flexibilidad requerida por los franceses es una de las razones del distanciamiento con Alemania, desencuentro que ahora ha de abordarse ante la necesidad de mantener la agenda verde, hacer frente a las amenazas del proteccionismo norteamericano y a las subvenciones de China, pero sobre todo por la necesidad de incrementar el gasto en defensa. De esto, y no de otra cosa, van las elecciones al Parlamento Europeo del próximo domingo. Las alianzas pueden cambiar, y no hay garantías de que la coalición que ha tenido las riendas hasta ahora, pueda reeditarse. Eso si puede ser objeto de debate en cuanto a su impacto sobre el euro.

CARRERA POR EL DINERO

Al otro lado, la condena del candidato republicano no está entre los factores con capacidad de provocar vuelco electoral alguno. Será sentenciado el 11 de julio, y ni una condena a prisión, que difícilmente conducirá a su encarcelamiento, va a empeorar su posición en las encuestas. Más importante será seguir, en dos ámbitos, los entresijos de la campaña, que apenas está en su fase inicial: i) la posibilidad de que los demócratas sustituyan a su actual candidato y ii) como evoluciona la muy importante “carrera por el dinero” entre los grandes donantes norteamericanos. Esta particular carrera la lidera de momento el demócrata, pero las adhesiones al republicano apenas están empezando y suben con fuerza.