Volvió a presentarse tras el periodo de la Gestora que dirigió el partido y venció. Un año. Más tarde venció a la vieja guardia socialista, defensora de la entonces presidenta de Andalucía, Susana Díaz, regresó como Secretario General y puso en marcha una maquinaria de acuerdos que parecían imposibles hasta conseguir el apoyo de las derechas nacionalistas y las izquierdas marxistas para ganar por primera vez en España una moción de censure.
En dos meses volverá a ganar y “convencerá” a sus compañeros que España debe avanzar hacia una estructura federal que otorgue a las autonomías más capacidad de gestión y recaudación, y que el Estado se limite a supervisar y mantenga como innegociable la defensa del país y las relaciones exteriores. No hay que extrañarse, España, a igual que el resto de países de la Union Europea ya entregó la soberanía financiera al Banco Central, y una buena parte de la defensiva a la OTAN.
El díscolo y discordante Emiliano García Page no está defendiendo un modelo de España que ya no existe, ni va a retroceder, está defendiendo su propia posición política dentro de Castilla la Mancha y el PSOE, al tiempo que reclama más dinero para los gastos de su Comunidad, como el resto de presidentes al margen del color d ellas siglas. Una petición de ingresos que no va acompañada de una minoración de los gastos, que no dejan de crecer. Ese es el auténtico mal y la auténtica reforma que deberían afrontar todos. Somos un país que gasta muchos más de lo que ingresa y eso en economía lleva a la quiebra a al mantenimiento de una deuda imposible de pagar y cuyos intereses representan más de 40.000 millones de euros cada año.