Pensar que en Austria, Alemania, Polonia, Italia, Francia o España los m ás jóvenes son más ultras que sus padres y que no tienen unas referencias sobre lo que significó el nazismos, el fascismo y el stalinismo hace noventa años es tan sólo una parte del problema. Con una mala educación sobre los valores clásicos de Occidente, con una mala educación sobre la historia, con un abandono de la filosofía, con una falta de profesores a los que se respeten en los colegios el resultado es una “generación tick tock” que alimenta sus conocimientos de las redes sociales, en las que es difícil distinguir la verdad de la mentira. Con la creciente implantación de la Inteligencia Artificlal, sin control, el problema irá a mayor. La satisfaction inmediata que buscan los más jóvenes, sin filtros, desemboca en las tensiones sociales y la segmentación por clases que se viven en todos estos países.
La inmigración descontrolada es la espoleta que ha hecho volar el sistema político. Los emigrantes son declarados culpables de todas las desgracias, desde la falta de puestos de trabajo bien remunerados a la seguridad o las desigualdad en el reparto de las ayudas sociales. En España lo hemos visto en las últimas elecciones europeas y no tardará en extenderse a los futuros comicios municipales, autonómicos y generales. Sin identidad propia, sin valores propios, se adoptan los más agresivos y firmes de los que llegan del exterior.
Europa ya no es un Continente unido en valores comunes aunque la competencia entre los países aparezca como uno de los grandes problemas de desarrollo económico, social y político. La UE nació como un Mercado Común pero no como un espacio político que es lo que necesita.