ECONOMIA

Insospechadas consecuencias

José Manuel Pazos | Lunes 07 de octubre de 2024
Una decisión rutinaria que no parecía exigir de particular atención llevó el coste financiero más allá del 130%. Estos fueron los actores y así es cómo se resolvió. En 2007, el Ayuntamiento de Córdoba tomó una decisión financiera que, a primera vista, parecía rutinaria. Solicitó un préstamo de tres millones de euros a la entonces Caja Castilla la Mancha. En un presupuesto de 500 millones, no parecía exigir particular atención.

Lo que no era evidente es que ese préstamo venía con una sorpresa oculta, una supuesta cobertura de riesgo de tipo de interés en la que la entidad manchega actuaba como mero redistribuidor. El derivado se escondía en apenas 16 líneas, pero pronto se convertiría en un monstruo de inesperadas consecuencias.

EL MISTERIO DEL 130%

En apariencia, todo parecía bajo control. Las referencias de tipos de interés parecían claras y el contrato explicaba con detalle aspectos menores. El peligro residía en la fórmula que determinaba el interés final. Una fórmula simple en su presentación, pero con consecuencias devastadoras. Cada vez que los tipos de interés caían, algo que ocurrió con frecuencia después de la crisis financiera global, el coste del préstamo se disparaba, acumulándose hasta niveles exorbitantes. En algunos trimestres, los intereses a pagar superaban el 130%.

Sin entender cómo había llegado a esta situación, el Ayuntamiento presentó una reclamación ante el Banco de España. El regulador, sin entrar en el fondo del asunto, concluyó que la información contenida en el contrato no era ni clara ni suficiente para prever las consecuencias del derivado financiero. El Ayuntamiento decidió encargar un análisis a un equipo de abogados locales. Su conclusión fue contundente: la estructura requería un nivel de especialización en derivados financieros que ellos no poseían.

En 2021, nos encomendaron la tarea de desentrañar el misterio del contrato. El objeto del trabajo era un informe pericial que acompañase la demanda. Pronto descubrimos que estábamos ante un caso semejante a otro tan emblemático como el que padeció el Metro de Oporto en fechas similares. Los paralelismos entre Córdoba y Oporto eran evidentes, y poca duda nos cabía respecto a la ausencia de ambición o avaricia en el caso cordobés.

En Oporto, un préstamo de 79 millones de euros, “protegido” bajo este swap de tipos de interés, terminó convirtiéndose en una pesadilla. A medida que los tipos de interés cayeron, el coste del préstamo escaló vertiginosamente, alcanzando una cifra asombrosa de más de 500 millones de euros. Esto llevó al Gobierno portugués a demandar en Londres al banco. El proceso judicial no terminó bien para Portugal. Perdió el caso, y provocó una crisis de gobierno. El caso fue tan singular que la Universidad de Harvard decidió convertirlo en uno de sus casos, titulado "Metro de Oporto: Un swap de tipos de interés". Con títulos más explosivos se trató el asunto en la prensa especializada.

PLEITOS TENGAS…

Estos días, el Tribunal Supremo puso fin a una larga batalla legal de los cordobeses al confirmar la sentencia de primera instancia. Supone que la entidad bancaria, ahora Unicaja, deberá reintegrar más de 10 millones de euros, coste que implicó el derivado opaco. Conocido como “snowball”, es un tipo de estructura con un nivel de apalancamiento muy pronunciado que en apariencia reviste la forma de algo simple y de impacto limitado.

Se comporta del mismo modo explosivo, tanto si los tipos bajan como si suben. Hay estructuras igual de diabólicas aplicadas a los tipos de cambio. Reciben nombres en apariencia inofensivos y suelen ofrecerse a quienes se supone capacidad de pago, pero no siempre. Los venden “brokers”. Informarse y alejarse, porque la maldición gitana nos recuerda: “Pleitos tengas y los ganes”.