De lo que ocurra a finales de noviembre dependerá la carrera política de los 17 secretarios generales de otras tantas Federaciones. Los que gobiernan en Castilla la Mancha, Aragón y Cataluña no tendrán ningún problema. Los que no lo consiguieron en mayo de 2023 y están en la oposición tendrán que enfrentarse a unas primarias duras y traumáticas, como serán las de Aragón, Comunidad Valenciana, Cantabria, Extremadura y Madrid, sobre todo la Comunidad de Madrid. La larga mano del Secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, está y estará muy presente.
Juan Lobato, actual lider del socialismo madrileño y vencedor en el Congreso del PSOE de Madrid frente al alcalde de Fuenlabrada, Javier Ayala, tendrá que volver a esa pelea interna, pero con los apoyos municipales cambiados. No serán los dos únicos en la batalla. Tendrán que competir, salvo renuncias y sumas interesadas de los posibles candidatos con la concejala Emma López y con el Delegado del Gobierno, Francisco Martín Aguirre. El favorito es Lobato, que ha buscado reforzar su liderazgo en territorios que le eran hostiles, pero el apoyo del vencedor en el Congreso Federal, Pedro Sánchez y de su equipo en Ferraz, será determinante en el resultado.
El actual Secretario General ha ido modificando sus posiciones en los temas más cruciales hoy en la política nacional intentado alejarse de la hoy por hoy invencible Isabel Díaz Ayuso, quien de hecho sería la sucesora natural de Núñez Feijóo si el político gallego no consigue alcanzar el sillón de La Moncloa. Juan Lobato comenzó apoyando a Pedro Sánchez en el delicado tema de la amnistía en Cataluña y en los ambos en su financiación, con pequeños matices; pasó volando por los escándalos de Abalos y Koldo; quiso alejarse lo más posible del tema de Begoña Gómez, para terminar acercándose a las posiciones del manchego García Page, del aragonés Lambán y hasta del castellano leonés Luís Tudanca.
Difícil equilibrio el que tiene que conseguir en estos próximos meses, sobre todo por la posición contra él que ha tomado Santos Cerdán y el núcleo duro de Sánchez. Si mira la historia de la antigua FSM desde 1977, tras el regreso de la democracia y las primeras elecciones generales, verá que Alonso Puerta, Joaquín Leguina, Juan Barranco, Manuel de la Rocha, Pablo Castellano, Angel Gabilondo y Antonio Miguel Carmona han dejado un paisaje lleno de cadáveres políticos y de traiciones, la más dura la que sufrió Rafael Simancas cuando se disponía a convertirse en presidente de la Comunidad madrileña y se encontró con las ausencias de Tamayo y Teresa Sáez, representes de los llamados “Renovadores de la base” que impidieron la votación de investidura y que terminarían dándole el gobierno al PP de Esperanza Aguirre.
La lucha interna del socialismo en la Comunidad de Madrid les vendrá muy bien a sus rivales de la derecha, pero igualmente bien a los de la izquierda de Sumar, Más Madrid y Podemos, que aprovecharán esa división para recuperar el terreno que han perdido en el último año. El dilema de Juan Lobato, hoy, es sencillo pero de difícil decisión: apoyar de formar clara a Pedro Sánchez en su estrategia política dentro y fuera de España o sumarse a la oposición que claramente lidera Emiliano García Page e intentar que en el Congreso Federal el actual presidente no tengamás remedio que buscar pactos transversales.