La realidad es que Pedro Sánchez maneja bien desde que llegó a La Moncloa su “fantasma” de que “o yo o el PP y Vox”. Es su única pero eficaz defensa para resistir a todo lo que se le viene encima. Si se mira bien lo que finalmente cede a los nacionalistas son cuestiones menores que también podría reclamar sin problemas Isabel Díaz Ayuso en Madrid. Hay que recordar que ya en tiempos de Esperanza Aguirre la lideresa madrileña habló de devolver al estado algunas competencias que a las Comunidades les cuesta más que lo que les da el estado para pagarlas y que no quiso ni mirar la posibilidad de crear una policía autonómica como le reclamaban algunos de su partido.
¿Qué pasó con la famosa mesa de negociación permanente que Sánchez y Oriol Junqueras pactaron tras las elecciones de autonómícas catalanas que ganó Ciutadans y que dio lugar a un gobierno nacionalista de Junts y ERC. Se reunió una sola vez y si te he visto no me acuerdo. El propio cantante Luis Llach denunció que la mesa de negociación había sido en realidad una mesilla de noche para adormecer a los independentistas.
Cualquier competencia nueva que se traslada a una Comunidad Autónoma es un nuevo esfuerzo que no sirve para nada si no va acompañada de su financiación y es ahí donde el gobierno de Sánchez tiene la sartén por el mar¡ego, por eso los únicos que pueden permitirse ese “lujo” es el gobierno vasco que tiene su propia Hacienda.
La única socia de Sánchez que puede sacar adelante sus iniciativas, siempre con permiso de La Moncloa, es la vicepresidenta de Trabajo, Yolanda Díaz, porque soy ministerio tiene plena autoridad sobre gran parte de las relaciones laborales, cosa que, por ejemplo, no contempla Mónica García, la lideresa de Más Madrid, en Sanidad, o las ministras de Vivienda y Educación.Subir el salario mínimo o rebajar la jornada laboral son, junto a la subida de las pensiones, son las grandes armas que La Moncloa ha podido manejar para cumplir con su programa. El resto de sus promesas a sus socios se ha quedado en casi nada.