Para saber cómo es el Presidente del gobierno hay que empezar por conocer a sus más cercanos colaboradores y muchos coincidirán conmigo en que se han ido convirtiendo en clones obedientes, sin una pizca de sentido crítico y con un cierto temor a terminar como apestados de la política en el momento que el César baje el dedo pulgar.
Las victimas de Pedro Sánchez no están en la oposición, sino en su propio grupo parlamentario, en su gobierno y en algunas autonomías. Viven con una sonrisa impostada o una carcajada histérica, como es el caso de la vicepresidenta Montero, o con cara de susto, como Felix Bolaños, o preso de un ataque de gesticulación como Oscar Puente, o con miedo al futuro como Ángel Víctor Torres. Saben que el que se mueve ya no saldrá nunca más en la foto, y para no equivocarse cada mañana reciben las consignas que deben repetir “pedem literae” , porque le han entregado a su jefe hasta la gestión de su propio pensamiento.
Lo mismo sucede con los periodistas del nuevo régimen, que son receptores de las consignas del poder y pasean su derrota por las tertulias convencidos de que “Paris bien vale una misa y Madrid una felación al jefe”
Ayer escuché el primer contacto directo que ha tenido Oscar López con la prensa después de anunciar que será el nuevo secretario general del partido de Sánchez en Madrid y me ha dado un poco de pena y … algo más de desprecio intelectual.
El señor López ha estudiado cosas varias , como la esposa del Presidente del gobierno que no tiene ninguna titulación que acredite méritos académicos según nos descubre Wikipedia . En política es muy normal vivir del cuento e inventarse un currículo inexistente porque cuando se dice de alguien “que estudio”, pero en ningún caso aparecen la frase “se licencio o se doctoró” significa que el personaje ha dedicado más tiempo a labrarse un futuro en el chollo de la política que en el esfuerzo de la Universidad.
Los que trabajan con el Presidente del gobierno pierden su pequeño margen de autonomía y acaban robotizados repitiendo consignas y frases sin desarrollo argumental que es lo que hacen las víctimas de las sectas.
Cada vez que Sánchez envía a un nuevo candidato para luchar por la victoria en la Comunidad de Madrid lo condena al fracaso porque se enfrentan a Isabel Díaz Ayuso la política más votada, con mayoría absoluta y con más prestigio en un amplísimo segmento de la población española, que se corresponde con el rechazo ideológico que la izquierda política le profesa.
Es cierto que el equipo de opinión sincronizada en contra de ella es muy activo pero una de las características demoledoras de Ayuso es su desparpajo y casticismo para celebrar el fracaso de sus enemigos políticos, cada vez que cae uno de ellos y lo despide con la frase “otro que va palante”.