Desde que llegó al poder por su victoria en la mocón de censura contra Mariano Rajoy en Junio de 2018, las tensiones entre Pedro Sánchez- máximo representante del poder Ejecutivo - y una gran mayoría de los jueces han ido en aumento, hasta convertirse en insoportable para el resto de los ciudadanos. Las guerras políticas entre los partidos, y el distanciamiento evidente entre el Rey Felipe, jefe del Estado, y su primer ministro o presidente del Gobierno, hacen que los textos del pensador, filósofo y político francés tengan la máxima actualidad, dando la razón, por otro lado al que fuera vicepresidente del Gobierno y uno de los creadores del PSOE actual, Alfonso Guerra, cuando dijo que ”Montesqieu ha muerto”. Si no está muerto, la verdad es que su obra no goza de una buena salud.
En una frase se condensa el príncipal problema que tiene España con su clase dirigente en cada uno de los tres poderes. Se la pueden aplicar cada una de las personas que los integran, en distinta medida, pero con igual resultado. Dejó escrito Charles de Montesqieu, barón de Secondat (que la crisis española de hoy tambien afecta a la Monarquía y a la aristocracia de sangre y de dineros) que “todo hombre que tiene poder se inclina por a usar del mismo, hasta que encuentra sus límites; para que no pueda hacerlo hace falta que el poder detenga al poder”.
Desde gran parte de la Judicatura defiende que ese es su papel frente a lo que consideran un abuso del poder ejecutivo por parte de Pedro Sánchez, opinión que es compartida con evidente fervor por las formaciones conservadoras y especialmente por Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal, y torticeramente utilizado el argumento por la derecha nacionalista. Por el contrario, desde la izquierda que gobierna y por encima de sus evidentes diferencias, aseguran que ese tercer poder, el Judicial, se ha convertido en un poder autónomo que busca imponer su autoridad por encima de los otros dos, tanto al que representa la voluntad popular, el Legislativo, como al que tiene la obligación de gobernar respetando esa voluntad.
Al margen de los nombres y apellidos que se pueden poner en el actual enfrentamiento, que aparecen cada día en los medios de comunicación, lo evidente es que desde el poder que detenta a nivel nacional la izquierda, y de los poderes autonómicos y municipales que ostenta en gran medida la derecha, lo que observan los ciudadanos es que los intereses particulares y corporativos de cada un de esos tres poderes se han colocado por encima de los intereses generales, presentes y futuros de la sociedad. España, por desgracia, no es el único caso, ni siquiera el más relevante.
Desde Estados Unidos a Rusia, pasando por Oriente Medio y el extremo del Pacífico, con China como gran ejemplo, el Ejecutivo actúa con casi total impunidad, con claros signos de autocracia y con mayores dosis de separación entre los gobernantes y los gobernados. Para aquellos que se interesen por la historia les recomiendo que lean lo que hizo el legislador, jurista y legislador Solón hace dos mil seiscientos años, para evitar el excesivo poder que habían acumulado los “eupátridas”, los que hoy llamaríamos super ricos, se inventó una especie de clase media que sirvió de amortiguador entre la élite griega y los más pobres. El invento funcionó mal y del gobierno de la ley se pasó al gobierno de los jueces.