No son los muros de Jericó pero los treinta años que lleva el Partido Popular gobernando la Comunidad de Madrid se le parecen y mucho. El 28 de mayo de 1995 comenzaba ese “reinado” ininterrumpido gracias a la aplastante mayoría absoluta que consiguió Alberto Ruíz-Gallardón frente al socialista Joaquín Leguina y el dirigente de IU, Angel Perez.
Entre muchos sustos y acusaciones de corrupción por parte de la izquierda, el PP ha mantenido en el sillón de mando de la Puerta del Sol a Esperanza Aguirre, a Ignacio González, a Cristina Cifuentes, a Angel Garrido, a Pedro Rollán y a Isabel Díaz Ayuso, la presidenta que, de presentarse y ganar en 2027, cuando termine la actual Legislatura, podría batir el récord de permanencia que hasta ahora ostenta el socialista, Joaquín Leguina, ahora pasado a las filas del Partido Popular tras sus grandes desacuerdo con el PSOE de Pedro Sánchez.
Candidato tras candidato la izquierda de forma global y el PSOE en particular han ido perdiendo frente a la derecha conservadora, unas veces por haber tenido el PP mayoría absoluta, otra por conseguir el apoyo de Vox y una tercera por obtener de Ciudadanos un apoyo Legislativo que terminó con la desaparición de la formación que había fundado Albert Rivera. Tras la defenestración de Juan Lobato por parte de la dirección central del PSOE, camuflada de dimisión, le toca el turno al ministro, ex jefe de Gabinete y ex compañero del trio de jóvenes que aupó José Blanco y que integraba el propio Sánchez, Antonio Hernando y el ya candidatos a la presidente de la Comunidad de Madrid, Oscar López.
La Biblia dice que fue Josué quien por inspiración Divina ordenó tocar las trompetas y dar siete vueltas a las murallas, con el Arca de la Alianza por delante; los arqueólogos son más precisos y aseguran que las murallas se construyeron hace diez mil años y que eran de barro. En esta España de hoy el muro de Madrid levantado por el PP no es de barro, se construye con lo votos y López en nada se parece a Josué y puestos a tocar las trompetas, es más fácil que los encargados de defender la fortaleza, si llega el caso, sean Santiago Abascal y sus aguerridos votantes, que la deshilachada izquierda que deambula entre Sumar, Izquierda Unida, Más Madrid y Podemos, demasiadas siglas para conseguir resultados.
El aparente único punto débil de Ayuso está en su relación con el empresario Alberto González Amador y sus relaciones con la Agencia Tributaria.