SOCIEDAD

La justicia política, no es justicia

Diego Armario | Miércoles 22 de enero de 2025

Donald Trump ha indultado a 1.500 delincuentes que asaltaron el Capitolio, y Joe Biden lo ha hecho preventivamente con cinco de sus familiares por si un día les pillan traficando con droga. En cambio aquí en España, Pedro Sánchez, está pasando las de Cain porque los jueces se han empeñado en investigar a su compañera y a su hermano por presuntos delitos. Por ahora no ha encontrado la fórmula jurídico política para que salgan de este entuerto limpios de polvo y paja (espero que mis lectores entiendan la metáfora y no interpreten esta frase al pie de la letra)



Ayer comí con un juez de un alto tribunal y no me quedé tan tranquilo como esperaba de sus explicaciones, porque aquí en España en materia de defensa de la ley, lo importante no es la calificación y la gravedad del delito que eventualmente se juzgue, sino la aritmética que resulte del número de jueces que la apoyen o rechacen.

La justicia es uno de los poderes del Estado que se califica de independiente, pero hace tiempo que dejó de ser ciega para mirar de reojo y con simpatía al poder ejecutivo en vez de garantizar la defensa de lo constitucional.

El principio que proclama “la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley” se convierte en una frase deteriorada por la contradicción que significa en la práctica. Quizás para otros asuntos de menor cuantía podría sostenerse que la ley funciona adecuadamente, pero cuando entran en juego elementos de interés y de estrategia política , esa misma ley es interpretada a gusto del que más fuerza institucional tenga.

La historia de la justicia en los países llamados democráticos y defensores del estado de derecho tiene capítulos vergonzosos, y España no es una excepción. Nunca entendí por qué exististe una asociación que se llama “Jueces para la Democracia, como si los otros jueces no lo fueran.

El juego de indecorosos equilibrios que funciona en la judicatura acredita que la justicia en España no es independiente. Sí lo son muchos jueces, pero no la estructura del poder que se ha dejado colonizar por la política.

Me escandaliza la prerrogativa de los Presidentes de los Estados Unidos que pueden indultar o auto indultarse de graves delitos… pero me avergüenza más que en mi país haya barra libre para distraer delitos con la complicidad política de altos cargos de la judicatura, que mandan a hacer puñetas sus puñetas y con ellas su credibilidad y prestigio.


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