350 respuestas y tres preguntas que esperamos sobre Ucrania

La presidenta del Congreso, Francina Armengol, ya tendría que haber planteado a todos los grupos parlamentarios de la necesidad de una sesión extraordinaria de la Cámara, con un punto único en el debate: Ucrania, y lo que los 350 parlamentarios, representantes de la soberanía nacional, creen que debe hacer nuestro país en estos momentos en los que la posibilidad de alcanzar la paz se ve como cercana.


Desde todos los grupos y sobre todo desde el Gobierno y desde la oposición se hacen cada día declaraciones sobre la guerra de Ucrania y las posturas que creen adecuadas frente a la actual posición de los contendientes tras la invasión rusa de hace tres años. Actitudes que se han modificado de forma sustancial desde la llegada a la presidencia de USA de Donald Trump y sus condiciones a Zelensky para que le mantenga un apoyo, no para mantener la guerra, sino para asegurar la paz, incluida la posibilidad de que Ucrania negocie su entrada en la Unión Europea. La pertenencia a la OTAN, hoy por hoy, parece un imposible.

Si Francia y Gran Bretaña están dispuestas a mandar 150.000 soldados al territorio ucraniano para garantizar esa paz, sino que se sepa muy bien en qué consiste, sería necesario que los españoles supiéramos si nuestro gobierno está en la misma línea y podemos ver en un próximo futuro a soldados españoles en Ucrania. Dentro de un nuevo “ejército europeo” o como fuerza de interposición de Naciones Unidas e incluso de la propia OTAN, esta última la menos posible.

Dentro de ese necesario debate y para que los españoles sepamos de forma directa y sin subterfugios lo que piensan y dicen los representantes elegidos en las últimas elecciones generales, hay tres preguntas muy convenientes:
1.-¿ Tiene España que apoyar a la Ucrania de Zelensky frente a la Rusia de Putin?
2.-¿ Tiene que apoyar económicamente España la reconstrucción de Ucrania?
3.- ¿Tiene España que mandar soldados a territorio ucraniano?

Esas respuestas, tras un debate que sea todo lo extenso que se necesite, definirán las posiciones de los distintos partidos, a la derecha y a la izquierda, y le dará a España la fuerza democrática necesaria para negociar nuestra posición en estos momentos, más allá de las visitas a Kiev, los abrazos a Zelensky y las promesas de otros mil millones de euros en ayudas.

Lo mejor y que parece tan imposible como necesario sería que hubiera una mayoría absoluta que respaldara la posición española, con una comisión de seguimiento y unos compromisos informativos por parte del Gobierno, con la proyección de estos puntos al Parlamento Europeo y a la Comisión. También a los directos protagonistas, que de forma clara y sin equívocos son el Gobierno de Ucrania, el Gobierno ruso, el Gobierno norteamericano y la Comisión europea. China estará a la espera, al igual que Israel, pero ambos podrán esperar si de verdad la voluntad democrática se manifiesta a través de los ciudadanos y no únicamente desde los diferentes Gobiernos, que les guste poco o nada, no están legitimados para tomar decisiones militares de esa trascendencia.