El programa, seguido por casi cinco millones de personas, apuntó algunas cosas que no se saben o que saben algunos y que son muy interesantes. El Rey estaba implicado en un golpe, el suyo, el golpe de timón del que tanto se habló.
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Fernando Reinlein
¿Cómo? Forzó la dimisión de Suárez y promovió la candidatura de Calvo-Sotelo como presidente y de Alberto Oliart como ministro de Defensa. Miláns del Bosch sería Jefe de Estado Mayor.
Pero, ¿qué había pasado antes? Don Juan Carlos estaba al tanto de todos los golpes en marcha -que eran tres y alguien ayudó a hacerlos confluir en uno- encomendó a Miláns que "embridara" todo aquello y el general cumplió en la reunión de la calle General Cabrera de Madrid con generales de alta graduación y Tejero. Todo bajo control, pensó el Rey que, como buen defensor de la Corona, estaba al tanto de todas las cartas. De ahí su sorpresa cuando le informaron de los tiros en el Congreso y de su cautela a salir en Televisión hasta que no tuvo atados y bien atados a los capitanes generales.
Y acertó al elegir su golpe de timón. Fue cuando Armada dijo aquello de "el Rey se equivoca", frase que explica muchas de las cosas que sucedieron después. Armada siguió hablando en nombre del Rey, como había hecho hasta entonces, solo que desde ese momento lo hacía motu propio. Y Movió los hilos de Milans.
Tejero no era un loco. Era un hombre audaz que sí tenía gente detrás y si no que se lo hubieran preguntados a varios generales y a la ultraderecha de Girón. Luego pasó lo que pasó, se tuvo que llegar a un pacto, lo que permitió que algunos que deberían haber entrado en prisión, ni siquiera fuesen a juicio.
Se podrían contar muchas, pero muchas más cosas, unas sabidas y otras menos. No puedo coincidir con Su Majestad el Rey Don Juan Carlos, que dijo hace un año aquello de que sobre el 23 F se sabe ya todo. Usted es muy posible que lo sepa, señor, pero la mayoría de los españoles, ni hablar.
Pero volvamos al principio: en efecto, Jordi Évole, me rindo a tu talento.