Diego Armario | Martes 21 de octubre de 2014
Pablo Iglesias, afirma de sí mismo que no es un macho alfa, o al menos eso es lo que dijo en la Asamblea de Podemos celebrada este fin de semana al asegurarle a sus compañeros que él era solo un militante sustituible por otro. Sin embargo yo creo que en el fondo piensa que sí lo es porque...
...solo hay que escucharle para comprobar que tiene una obsesión genital y clasista.
Cuando habla en las televisiones modera su lenguaje y aparece como alguien que no eleva el tono de su voz para rebatir argumentos, pero en cuando está con los suyos y cree que no le graban habla de “partirle la cara a la gente del lumpen, que son de una clase inferior a la suya”, habla de “ salir a la calle a partirle la cabeza a los fachas y hacer justicia proletaria”, o de “hacer política masculina: con dos cojones”. Piensa que la política es cosa de hombres y de seres superiores como él, y se queja de que hay una forma de hacer política que es muy femenina y que consiste en “llegar a pactos con gentuza” o “ir a un juzgado burgués a poner una denuncia”. Yo añadiría que además de creerse un macho Alfa es un ególatra Beta y un transformista Gamma, por seguir con el abecedario griego.
Afirmar esto va a provocar que algunos de los que me leen se mosqueen conmigo porque es evidente que Podemos provoca entusiasmo entre los que han entendido que los partidos políticos clásicos ya no valen porque están contaminados por el propio sistema que ellos ayudaron a crear y por unas reglas de juegos que les garantizaban una ventaja y a veces una cierta impunidad. Ayer un viejo de unos 90 años, que asistía a la Asamblea, decía con entusiasmo que “está viviendo una segunda juventud” gracias a las propuestas del grupo de Pablo Iglesias, y como él muchos esperan a que lleguen a gobernar este país para que por fin se solucionen todos los problemas e injusticias que nos aquejan.
Claro que como una cosa es predicar y otra dar trigo al final han tenido que rectificar o silenciar algunas de las propuestas que hacían y que tanto entusiasmo habían generado, como garantizarle un salario mínimo a cada ciudadano de este país, expropiarle los pisos a los bancos, o no pagar una deuda injusta a quienes nos la han financiado o salirnos del Euro. No es lo mismo gobernar que criticar al gobierno porque lo primero tiene el coste de que pagas los errores que cometes y lo segundo sale gratis.
Tal vez por eso los líderes de Podemos, a medida que necesitan concretar y cuantificar sus propuestas programáticas, prefieren divagar, decir que quieren dirigirse a un espacio de centro porque buscan la transversalidad , y que no son tan radicales como algunos les quieren presentar porque lo importante no es la derecha ni la izquierda sino propiciar un cambio.
¿Qué quieren que les diga? Cada vez se apropian más de los tics que caracterizan a la casta