La encuesta del CIS ha supuesto un cataclismo. Los resultados que arroja no son para menos. Cuesta imaginar que el PSOE, partido histórico y con grandes aciertos a favor de nuestro país, deje de ser referente de la izquierda para quedarse en el tercero de la fila y no deja de ser contradictorio ...
... que solo una minoría entre las minorías de ciudadanos se sitúen en la extrema izquierda y al mismo tiempo el partido de Pablo Iglesias pueda incluso ganar las elecciones generales. Cuesta menos creer que el PP baje de manera sonada. En realidad en las ultimas generales, los populares recibieron mucho voto de la desilusión, de reacción ante el desastre económico. No cabe decir que esos once millones de votos eran propiedad del PP. No, muchos millones dieron la espalda al PSOE como ahora se lo pueden dar al PP.
Nuestros responsables políticos analizan con lupa las tripas de la encuesta, pero el ciudadano de a pie que es quien quita y pone gobiernos, se queda con las grandes líneas y esto obliga a los dos grandes partidos a una seria reflexión. Deben decidir como recobrar el pulso perdido. La tarea no es fácil y cualquier estrategia que adopten está llena de riesgos.
El PSOE tiene, en cierto modo, una situación imposible. La experiencia demuestra que cuando se sitúa en posiciones socialdemócratas y moderadas, las cosas les han ido bien. Sin embargo Pedro Sánchez tiene que atender también a ese millón ochocientos mil antiguos votantes del PSOE que ahora engrosan las mochilas de Podemos. ¿Cómo atraer a estos dos segmentos a la vez?. Dadas las circunstancias, el PSOE necesita de los dos nichos, de los que ya se les han ido y han encontrado cobijo en el partido de Pablo Iglesias y ese otro nicho que no se sabe bien donde está, pero que con seguridad existe.
El PP, en principio, tiene mejor identificado su flanco débil que está en ese alto porcentaje de ciudadanos que se quedan en casa, que callan y que incluso ocultan su voto. ¿Es normal que habiéndole votado un 47% del censo ahora solo un poco mas del 25% recuerde haberlo hecho?. En Andalucía es claro que si Javier Arenas no obtuvo la mayoría absoluta es porque buena parte de sus gentes en lugar de ir a las urnas se fueron a la playa. ¿Se recupera este voto desde posiciones de centro o agudizando los perfiles de derecha?.
Reconozco no tener respuesta para ninguna de estas cuestiones, pero es obvio que ambos partidos deben pensárselo porque de lo contrario, todo apunta a que de aquí a un año podemos tener un parlamento ingobernable y un gobierno extremadamente débil y sujeto a vaivenes que distaran mucho de la estabilidad política que, en mi opinión, es un bien en si mismo.
De todas las lecturas que se han realizado a la encuesta del CIS, la más interesante y realista ha sido la de Carolina Bescansa, del núcleo duro de Podemos. Las encuestas, ha dicho, son una foto fija de un momento concreto y, además, falta mucho tiempo para las generales y antes van a ocurrir acontecimientos que en ningún caso van a ser irrelevantes. "Si en otoño, ha sentenciado Bescansa, esta tendencia se mantiene, ganamos las elecciones".
No habla de otoño por hablar. Antes está Andalucía que se va a convertir en un interesante laboratorio político y luego, en primavera, las autonómicas y municipales que serán decisivas cara a las generales. Y efectivamente si en otoño, las encuestas mantienen lo que ha dicho el CIS, Podemos estará más cerca que hoy de ser la primera fuerza política de España. Y lo estará después de haber omitido el desgaste que va a suponer no tanto los resultados como la política de pactos. Quieren llegar limpios de polvo y paja, pero no hay que engañarse, Guayens, Ganemos y demás fórmulas son Podemos puro y duro que a diferencia de Syriza que se ha presentado a muchas elecciones antes de ganar en Grecia, sin esquivar posibles malos tragos. Podemos, no quiere ni uno. Su estrategia es esquivar problemas, de manera que cuando lleguen las generales, los problemas, los desastres serán culpa de "otros". Efectivamente, quieren llegar al cielo por asalto -el de las urnas, por supuesto- sin paradas intermedias. Juegan con ventaja y algunos no se han enterado. De momento, PP y PSOE están, a efectos electorales, en saldo negativo.