Leo, con estupor, que un tipo de 40 años, con cara de animal y comportamiento de bestia, ha ingresado en prisión por matar a palos a su caballo porque no consiguió ganar una carrera en el que el premio para el vencedor era de 500 euros. Uno de los dos animales, se llama Eugeni Sánchez María, y el otro – el que murió a palos – se llamaba Sorky, ...
... tenía unos seis años, era macho, hijo de un semental estadounidense y de una yegua sueca y en su trayectoria había sumado 24 victorias de las 112 carreras disputadas.
El tipejo que cometió este delito usó una barra con la que le partió el cuello al equino cuando este intentaba escabullirse de la paliza, propinada en una cuadra del hipódromo.
Según la juez, Sánchez menospreció la vida del caballo con un método brutal como pocos existen, y en su auto destaca que una muerte a palos es una de las más angustiosas y, además, puede no ser inmediata sino que produce una atroz agonía.
No quiero entrar en el debate que inspira al partido animalista, que se extiende a otras formas en los que los animales mueren a manos de los hombres, porque llegaríamos la conclusión de que todos los seres humanos deberíamos convertirnos en vegetarianos o negaríamos que hay tradiciones, como la taurina en las plazas toros, en las que el animal se enfrenta al hombre en buena lid y a veces lo cornea y lo mata.
Sí me posiciono sobre la violencia de los violentos que maltratan, sin más razón que su propia maldad, a los animales, y celebro que sean condenados. Creo que la justicia de los hombres debe proteger a las víctimas de la violencia gratuita que generan algunos bestias bípedos, que igual que torturan a un animal serían capaces de hacerlo con un ser humano.
Es más frecuente el maltrato a los perros – yo siempre he tenido alguno en mi casa – y contra esos mal tratadores también habría que actuar con contundencia.