He tardado veinticuatro horas en reponerme del efecto que me produjo ver y escuchar a Pablo Iglesias, acompañado de una guitarra, interpretando ” de aquella manera” la canción de Javier Krahe ¿ Donde se ha metido esa mujer? en el programa de El Hormiguero. Si les soy sincero me ha impactado más su actuación musical en Antena 3 ...
Podía haber elegido como tema el de Paquito el chocolatero, que lo habría cantado mejor.
Sin embargo reconozco que no hago bien en criticarles, porque en este país cada uno triunfa o hace el ridículo como puede, aunque ambos deberían saber que la televisión tiene mucho peligro porque amplifica los errores y puede hundir a los insensatos que desprecian la capacidad crítica y la inteligencia de los votantes.
La precampaña electoral se está pareciendo a la parrilla de los programas de televisión porque los políticos que, cuando se les conoce de cerca, te das cuenta de que algunos son antipáticos, soberbios, mandones, insensibles, distantes y caprichosos , ahora están jugando a disfrazarse de simpáticos.
Todos están dispuestos a acudir a programas en los que cantan, bailan, escalan cumbres, cocinan, se suben a un helicóptero o hacen el pino, para caerle más simpáticos o cercanos a los votantes, y esos mismos personajes, cuando son entrevistados para hablar de temas serios, eluden respuestas, mienten, o intentan que sus jefes de campaña pacten las preguntas que se le van a hacer.
Ellos prefieren actuar como si fuesen concursantes de Master Chef, La Voz, Planeta Calleja o Mira quién baila, aunque encajarían mejor en ” Tu cara me suena” o ” Pasa palabra”.
Yo preferiría que se dejarsen de mamonadas y abordaran con seriedad las propuestas que van a ofrecer en sus programas para que los españoles podamos saber, con suficiente antelación, quién de ellos miente más y mejor.
Si se tratase de elegir como futuros gobernantes a los más simpáticos y divertidos, podríamos elegir entre Chiquito de la Calzada y José Mota. Si el valor a tomar en consideración fuese quien canta mejor, la opción sería Plácido Domingo o Pablo Alborán y hubiese que decidirse por sus cualidades deportivas, los electores pensarían en Pau Gasol o el Rafa Nadal de sus mejores tiempos.
Sin embargo yo creo que, para elegir a quienes nos gobiernan, habría que hacerlo por descarte, y los parámetros serían el menos tonto, el más honrado y competente,el que mienta menos, y yo añadiría al que haga menos el ridículo.