España ha pasado de ser un país de dos a un país de cuatro, y eso no es cierto. Los que protestaban por la existencia de un sistema que primaba la existencia de un bipartidismo fuerte en nuestro país, ahora están de acuerdo en que se haya ampliado a dos más, y aceptan que se vuelva a cerrar la puerta a otras formaciones.
El silencio con el que se está maltratando a UPyD, formación que ha tenido un papel importante esta legislatura en el parlamento español, no es casual.
Los cuatro partidos que pelean por gobernar España están de acuerdo en que nadie más les haga sombra, y con ellos están colaborando los medios de comunicación.
La igualdad de oportunidades es un principio democrático y por lo tanto intentar cercenar ese derecho es una acción deleznable porque va en contra de los derechos de los ciudadanos que quieren darle su voto en las próximas elecciones a otros partidos.
Rosa Díez ha denunciado esta operación político-mediática y ha dicho que se está cometiendo un “fraude democrático y electoral”, que incluye “manipulación y censura”, padecido por los ciudadanos a través de un “apagón informativo” contra su formación.
Algo similar está ocurriendo también con Izquierda Unida, cuyo líder, Alberto Garzón ha hecho una denuncia similar.
El circo de las campañas electorales, que lleva a los dirigentes de los partidos políticos a subirse en globo, escalar montañas, hacer de cocineros, cantar o hacer el capullo, está sustituyendo a la acción política seria.
La perversión del sistema unifica a los que están interesados en esta moda de engaño a los electores.
Se trata de un fraude en el que participan políticos y medios de comunicación, y por eso creo que en la comisión de una injusticia, y quién sabe si de un delito electoral , están participando unos y otros.