Si al presidente Rajoy le dejó tranquilo la rueda de prensa de Rita Barberá y su disposición a presentarse ante el juez, eso sí sin dimitir de nada y tras enumerar los escándalos de otros grupos políticos; a sus cachorros de la dirección del PP les pareció insuficiente y que no había servido para nada.
Tanto Pablo Casado como Javier Maroto mostraron su disgusto por la actuación de la ex alcaldesa de Valencia, de la que posiblemente esperaban su renuncia al escaño en el Senado.
Habrá expediente para Barberà y los suyos. Y nada más. En el PP se toman tiempo " electoral" para decidir sobre el enrevesado futuro del partido en la Comunidad valenciana, con la " jefa" acosada por los cuatro costados pero dispuesta a resistir y no moverse de sus posiciones. Todo lo que han conseguido desde la sede de Génova es que acepte la " invitación" del juez para responder a sus preguntas por el caso Taula, pero tras " informar" de ello a los periodistas se marchó a la Cámara Alta a recibir el calor de sus compañeros de militancia.
Es posible que Rajoy esperara más de Rita pero sus declaraciones - al igual que las de Soraya Sáenz de Santamaría. - no han podido ser más blandas y que no han sentado nada bien a sus segundos. Desilusionados y enfadados se mostraron Casado y Maroto y esa " división" sigue la línea que ya mostraron la secretaria general del PP. y la presidenta de la Comunidad de Madrid. Dolores Cospedal y Cristina Cifuentes saben que los escándalos y la crisis que han desatado en la Comunidad valenciana están dañando la imagen de su partido y que les impide articular una estrategia de futuro, por más convenciones sectoriales que programen para las próximas semanas y más invitados " transversales" como Cristina Garmendia que busquen.
Es la imagen de dos partidos la que están dando. Nada favorable para los intereses de Rajoy que parece atenazado por su largo pasado y por los compañeros que le han apoyado en su carrera, sobre todo los que le apoyaron en el crucial Congreso de Valencia. Rita Barberà es la última piedra en su zapato y que amenaza con romper la unidad que hasta ahora parecía existir en la dirección.
Hacen bien Casado y Maroto en desmarcarse de las palabras de su presidente y exigir mayor contundencia contra la ex alcaldesa. Miran hacia el futuro, su propio futuro político en el que ya no estará Rajoy y puede que una buena parte de los dirigentes que han protagonizado esta etapa del PP. Ante la imposibilidad de pactos de gobierno y renuncias de dirigentes, todas las miradas y comportamientos se explican por la cita con las urnas en junio. Si antes el socialista Pedro Sánchez logra su investidura, la guerra en el seno de los populares será terrible.