En 2008, el mundo occidental se vio inmerso en una de las mayores crisis globales que ha padecido desde la Gran Depresión de 1929. Más de cinco millón es de españoles perdieron sus empleos, se hundieron las Cajas de Ahorro y la deuda española se puso por las nubes.
Fue una crisis visible provocada por la voracidad de una banca especulativa de la que todavía no nos hemos recuperado, pero al menos era reconocida y muy visible, pero lo que nadie nos cuenta ahora es que la ha comenzado otra crisis, tan grave como la anterior o más, provocada ahora por la superproducción capitalista y la caída de las economías emergentes, China, Brasil, la India, etc, que no percibimos con tanta gravedad como la anterior, pero que puede hacer mucho más daño. Por decirlo de otra manera es como si a un enfermo que está curándose de una enfermedad, hasta ese momento desconocida, cono el sida, de repente se contagiara de una mucho más antigua y conocida, pero no por ello menos grave, como la tuberculosis.
El propio presidente del BBVA, Francisco González, reconocía en una reciente entrevista que la banca, ta como la conocemos actualmente, es ya una estructura inviable, y bancos, como el Santander que habían sorteado la crisis anterior haciendo las Américas, ahora se ve inmerso en la caída en picado de la economía brasileña. Desde estas pasadas navidades se han vuelto a repetir los despidos masivos de algunas grandes empresas, pero ni siquiera aparecen en los medios de comunicación. Las guerras entre las grandes industrias están a la orden del día y acabarán provocando la muerte de algunas de ellas porque entre las multinacionales no hay piedad.
La gran crisis del 2008 que anunciada a bombo y platillo, lo que permitió todavía a la sociedad civil, o por lo menos a unas amplias minorías de ella, organizarse y tratar de hacerla frente, pero en esta nueva crisis silenciosa la resistencia va a ser mucho menos organizada y va a pillar a la sociedad española más desprevenida.