Son muchos los datos existentes sobre la incidencia de la incontinencia urinaria entre la población, sin embargo, existe una alta variabilidad para un problema que merma la calidad de vida de muchas personas, sobre todo mujeres. Los especialistas advierten además que cada vez son más jóvenes y con menos factores de riesgo quienes deben recibir tratamiento.
Según explica a Infosalus Virginia Urcelay, autora de 'Mearte de risa... ¡Ni de broma!' (Editorial EOS, 2016) y especialista del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz en Madrid, el suelo pélvico es un gran desconocido de la anatomía humana y es primordial su conocimiento y localización para trabajar con él y prevenir la varón de la consulta. El suelo pélvico de los hombres es más estable porque tienen un orificio menos, además, la uretra es más larga y una parte va a través del pene. Entre los
hombres es más común la incontinencia si han pasado por una operación de cáncer de próstata que supone una intervención del esfínter interno.
El suelo pélvico masculino sufre menos agresiones y no padece cambios hormonales como la mujer. A nivel fisiológico, los partos son el origen de lesiones que pueden detectarse o evolucionar mucho tiempo después del alumbramiento. Si además se trata de un parto instrumentalizado en el que se han utilizado palas o fórceps, los riesgos de lesión son mucho mayores.
2. Cortar el chorro cuando se hace pis: un error básico peligroso
Esta práctica no solo no beneficia al suelo pélvico sino que perjudica el diseño y fisiología de la micción ya que existen reflejos reguladores con los que se puede interferir e incluso alterarlos de forma grave. El ejercicio consiste en hacer como si se cortara el chorro del pis pero en seco, cuando no se está orinando.
3. Considerar normal que se escape algo y que no tiene solución
No es normal que se escape pis, puede ser algo frecuente que sucede a muchas personas pero eso no lo convierte en algo natural sino en incontinencia urinaria, que se considera cualquier pérdida involuntaria y que requiere de tratamiento.
Aunque se trate de una persona con factores de riesgo como tener 65 años, cuatro hijos y un peso de 80 kilogramos no hay que considerarlo como normal o pensar que no se puede hacer nada. "Por este motivo hay muchas mujeres que no consultan y después del tratamiento comentan sentirse enfadadas por haber estado sufriendo cuando su problema tenía solución", apunta Urcelay.
Los ejercicios de Kegel tienen que formar parte de la vida diaria de quienes tienen algún tipo de incontinencia, y de toda mujer (destaca la autora), y aunque no en todos los casos existe solución, la educación sobre cómo funciona la micción y el entrenamiento en estos ejercicios pueden ser suficientes para mejorar la incontinencia.
"Existen algunos consejos que llegan a solventar en gran medida la incontinencia como aprender a beber bien o emplear algunos trucos para controlar la urgencia", explica la fisioterapeuta.
4. Aguantar y el pis de 'por si acaso'
La vejiga dispone de unos sensores de tensión que nos indican cuándo es el momento de la micción. Desde pequeños vamos aprendiendo a controlar esfínteres y al igual que con la sensación de hambre que lanza el estómago, la vejiga nos dice cuándo ir a orinar.
Sin embargo, si aguantamos demasiado después de recibir estas señales de la vejiga o la forzamos a funcionar para evitar que la señal aparezca en algún momento 'inapropiado' lo que nos puede suceder es que estos mecanismos naturales dejen de funcionar. Es posible volver a educar la vejiga pero es mejor aún no alterar un trabajo que realiza de forma automática.
Los diarios miccionales ayudan a determinar si lo que bebemos se corresponde con las veces que vamos a orinar y también a fijar los tiempos adecuados para volver a 'poner en marcha' el funcionamiento adecuado de la vejiga.
5. Deporte e incontinencia
No hay ningún deporte que sea bueno específicamente para fortalecer el suelo pélvico, los únicos que lo consiguen son los ejercicios de Kegel, que consisten en la contracción de los músculos de la vagina y ano en el caso de las mujeres y de la base del pene y ano en los hombres. Es clave que sólo se contraigan estos músculos y evitar las contracciones parásitas de tripa, nalgas o piernas.
Urcelay señala que puede hacerse una clasificación entre deportes perjudiciales y aquellos que no hacen daño. Los primeros son los de impacto que implican carrera o saltos como comba, tenis, baloncesto o fútbol. Si existe pasión por estos deportes, se
pueden practicar de forma suave siempre que se contrarreste el efecto negativo con un fortalecimiento de los músculos del suelo pélvico.
Ejercicios como los abdominales clásicos en los que hay que levantar el tronco o las piernas desde la posición tumbada lo que hacen es empujar las vísceras hacia fuera y promover prolapsos. En este sentido, la mejor opción para el fortalecimiento de los
músculos abdominales es a través de ejercicios abdominales hipopresivos, que ayudan a tonificar sin provocar presión sobre los músculos del suelo pélvico.
6. Empezar a ejercitar durante el postparto
Cuando se ha dado a luz el cuerpo tiene que recuperarse durante el tiempo suficiente antes de comenzar con ejercicios abdominales, de otra forma los resultados pueden ser perjudiciales. Hay que fortalecer el suelo pélvico antes de realizar ejercicios como los abdominales o incluso volver a correr debido al riesgo de prolapso.
7. Una cuestión de educación básica
Urcelay considera que aprender a fortalecer el suelo pélvico debería formar parte de los contenidos educativos en los colegios. "Estamos viendo a mujeres jóvenes sin factores de riesgo con poco más de 20 años y 50 kilogramos de peso y que al toser o hacer abdominales se hacen pis. La prevención es fundamental", comenta la fisioterapeuta.
Los ejercicios se han de realizar desde siempre y de forma rutinaria durante toda la vida. No requieren de una ropa especial ni equipamiento y se pueden realizar en cualquier sitio y momento pero aun así nos olvidamos de hacerlos. Cuesta muy poco
realizar ejercicios de Kegel y sin embargo el beneficio es mucho.
"En las culturas orientales se enseña a las niñas desde pequeñas a realizar ejercicios para fortalecer el suelo pélvico aunque los fines son sexuales. Lo cierto es que mejoran las relaciones y el placer de la pareja pero también el propio", comenta la autora.
8. ¿Son útiles las bolas chinas?
Urcelay advierte que las bolas chinas no son para todo el mundo y más aún cuando existe patología. "Aunque pueden servir como prevención ante la incontinencia urinaria, hay que saber utilizarlas, su efecto lo ejercen sobre la estimulación de la fibra muscular a través de la vibración que producen cuando se realizan actividades diarias que requieren movimiento", señala la fisioterapeuta.