El socialismo valenciano tenía hasta la disolución de las Cortes tres senadores. Dos elegidos el 20 de diciembre por las provincias de Alicante y Castellón y uno designado por el Parlamento autonómico. Tras el acuerdo entre Podemos e Izquierda Unida perderá con toda seguridad los dos electos. Es lo que trata de evitar Ximo Puig y sus dos razones para desafiar a Pedro Sánchez.
Si aceptamos que tanto el periodista valenciano como el economista madrileño han leído en algún momento de sus vidas al padre de la filosofía moderna, recordarán que el prusiano Kant escribió a finales del siglo XVIII y con siete años de diferencia los " dos manuales" que se han venido utilizando en Occidente para " navegar" entre la ética y la razón, ese camino que recorren cada da aquellos que se dedican a la cosa pública. Por lo menos eso dicen a la hora de justificar la mayoría de sus actos.
El secretario general del PSOE está atrapado en la razón pura, la que le lleva a defenderse de Pablo Iglesias y Podemos bajo el argumento de que lo que quiere uno y todos los que le siguen es vencer y sustituir a su partido. Teme el contacto y que funcione la ósmosis, que es un principio químico que puede explicarle el profesor Rubalcaba.
Su compañero, secretario general del PSPV y presidente de la Generalitat valenciana se aferra a la segunda se las obras del filósofo alemán: la razón práctica, aquella por la que sabe que dejará sin escaño en el Senado a Encarna Linares y a Josep Lluis Grau, que son los " cuartos" por Alicante y Castellón; y que esos dos sillones irán a parar a Vicenta Jiménez y Jordi Navarrete. Mientras tanto el PP mantendrá sus seis escaños en la Cámara Alta por esas dos provincias. En Valencia no consiguieron nada los socialistas y tuvieron que conformarse con mandar a Madrid en representación del Parlamento autonómico a Joan Lerma.
Ese negro panorama cambiaría si el PSPV se suma al pacto de una " Entesa" valenciana en la que podría mantener y hasta aumentar su representación, y al mismo tiempo dejar al Partido Popular con un escaño en el Senado por cada provincia, más los dos que tiene por designación territorial. La razón práctica frente a la razón pura, Alfred Boix frente a Antonio Hernando. O algo mucho más popular: " más vale pájaro en mano que ciento volando". Doce asientos en el Senado para la izquierda y lo que eso significaría a la hora de gobernar en España tras las elecciones del 26 de junio.
Si el ejemplo y la voluntad de Puig se extendiera por toda España el control de la Cámara Alta cambiara de color y de manos. Desaparecería la mayoría absoluta del PP que vería como provincia a provincia, salvo contadas excepciones, sus tres senadores se convertían en uno y pasaba de contar con 124 escaños elegidos en las urnas a menos de sesenta. Esa historia la tiene que escribir Pedro Sánchez pero no parece muy dispuesto a coger papel y lápiz. Puede que ni los tenga, ni se los den.