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La auténtica pesadilla de toda la España que está en contra de Pedro Sánchez tiene una fecha escrita en la propia Constitución Española, concretamente dentro de los Títulos III y IV y en los apartados que con tienen los artículos 68 y 99. La aplicación exacta de los mismos le pemitiría al presidente del Gobierno seguir en La Moncloa hasta el verano de 2024. Suena a disparate pero la posibilidad legal existe y está en manos del presidnete del Gobierno.
Toda la base argumental del manifiesto de los 255 juristas, periodistas, empresarios y sobre todo ex ministros del PSOE contra el actual Gobierno de Pedro Sánchez está en una única palabra, que define todo el resto . “Iliberal”, o lo que es lo mismo un régimen que parte de un proceso democrático como son las elecciones pero que no respeta los límites constitucionales, ni las libertad es individuales.
Recuperadas por Núñez Feijoo aparecen de nuevo en la escena política los restos del naufragio del PP en el año 2018. Ya antes, las dos mujeres que utilizó como un moderno Pigmalión estaban condenadas a matarse. Sucedió y el tercer hombre, que era Pablo Casado alcanzó una presidencia en el partido que, a su vez, estaba también condenado a perder. Se trataba de limpiar el gran sillón de la sangre derramada un día de junio.
Recuperadas por Núñez Feijoo aparecen de nuevo en la escena política los restos del naufragio del PP en el año 2018. Ya antes, las dos mujeres que utilizó como un moderno Pigmalión estaban condenadas a matarse. Sucedió y el tercer hombre, que era Pablo Casado alcanzó una presidencia en el partido que, a su vez, estaba también condenado a perder. Se trataba de limpiar el gran sillón de la sangre derramada un día de junio.
Tienen orígenes e historias políticas y personales diferentes. La música que escuchan en común tiene origen cubano y es obra de Pablo Milanés. Un pequeño fragmento: “ mi soledad se siente acompañada/ por eso,a veces sé que te necesito”. A ninguno de los dos le gusta pero no tienen más remedio que sonreírse, abrazarse, alabarse e intentar que el PSOE, su partido, gane en las elecciones o, si pierde, que lo haga por la menor diferencia de votos y escaños posibles. Pedro Sánchez se juega seguir mandando y la vicepresidenta seguir en su puesto como imprescindible para sumar mayorías parlamentarias.
Los nueve barones y baronesas del PSOE que se juegan sus gobiernos el próximo 28 de mayo deambulan por un laberinto en el que siempre se encuentran con el presidente del Gobierno y Secretario General de su partido, convertido Pedro Sánchez en un moderno Minotauro que, con sus políticas y sobre todo con sus socios en el Consejo de Ministros, amenaza con devorar sus votos y con ellos sus posibilidades de victoria.
España puede dar vuelta sobre sí misma cientos de veces en busca de una identidad que asuman todos los que vivimos en ella y siempre se encontrarán con el mismo problema, el de la bueguesía catalana, la misma que lleva trescientos años queriendo ser lo que casi los mismos años dejó de ser. Da igual el apellido que se ponga e incluso el título nobiliario que adquirió algún antepasado. El problema de Sánchez es el mismo que el de Suárez, González, Aznar, Zapatero y Rajoy. También es el mismo problema que han heredado los Reyes Borbones desde su llegada a España. Todos, con más o menos conocimientos de historia, aceptaron la gran mentira.
Escondida detrás de cinco letras la vicepresidenta del Gobierno espera que los desastres que van a suceder en la izquierda en el mes de mayo la conviertan en la única candidata de esa misma izquierda, como aspirante a la presidencia del Gobierno en las elecciones generales. Esta es una primera variante del mismo drama que llevan representando desde hace cinco años todas las fuerzas políticas que se reunieron en torno a la marca Podemos. Una obra en tres actos que se han contemplado en todos los escenarios de España, desde la tragedia de las muertes/asesinatos entre hermanos al vodevil feminista con el que termina, tal vez a la espera de nuevos guiones que representar y nuevos protagonistas que se suban al escenario.
En este mes de enero y con apenas 24 días de diferencia Juan Carlos de Borbón y Felipe de Borbón cumplirán 85 años, el primero, y 55 años, el segundo, que ha sido el más tardío en llegar al trono y quien tendrá que abdicar - salvo que la salud juegue en su contra - para que su hija Leonor, hoy Princesa de Asturias, no le arrebate ese récord.
Con los resultados de las elecciones del 28 de Mayo sobrevolando nuestras cabezas como grajos, cuervos, halcones o palomas listas para poner o quitar coronas de laurel en las cabezas de doce presidencias autonómicas y en más de ocho mil alcaldes; y las dudas sobre la duración de la actual Legislatura - con presidencia de la Unión Europea incluída - y la necesidad imperiosa de terminar de una vez por todas con las grandes reformas legales que están en marcha desde hace meses, a uno de los financieros más importantes de este país le dió hace unos años, y lo ha repetido en este diciembre que acaba de marcharse para siempre, por buscar metáforas en la historia o en las leyendas que leímos ambos cuando aún no habíamos llegado a la Universidad.
Habrá que insistir cien veces y siempre serán pocas: los ciudadanos votamos para indicar a los dirigentes políticos lo que queremos que hagan, más por sentimientos que por conocimientos de sus programas políticos. Luego, esos mismos dirigentes, tras las sumas de votos y escaños negocian en secreto y cambian la voluntad de las urnas con enorme facilidad. En Madrid y en Barcelona. En Navarra y en Andalucia. Mandan los sillones y no los programas.
Los discursos de Nochebuena del Rey se miran por lo que dice y el cómo lo dice, por un lado, y por las circunstancias personales y sociales en las que se producen. Desde la derecha se elogian y desde la izquierda se critican. Siempre ha sido así, con Juan Carlos y con Felipe. Unos y otros, junto a los comentaristas de los medios de comunicación, interpretan las palabras y los silencios. Quieren ver a jun Jefe de Estado y se olvidan de que es un Rey. Una grave equivocación.
El Sindicato de Enfermería ha criticado el “espectáculo bochornoso” ofrecido por los partidos políticos en el Congreso de los Diputados, al primar sus intereses particulares y partidistas en lugar de defender al personal sanitario que sufre todo tipo de agresiones, tanto verbales (amenazas, insultos…) como físicas (empujones, puñetazos…). Es una radiografía casi perfecta de lo que está ocurriendo en España donde los políticos en vísperas de jugarse su sillón y sus privilegios para los próximos cuatros años solo atienden a eso que les preocupa.
El Tribunal Constitucional no forma parte del Poder Judicial, lo que le diferencia del Consejo General del Poder Judicial, del Tribunal Supremo y del resto de Tribunales de Justicia de España. Es el primer dato a tener en cuenta para entender el oscuro laberinto político en el que vive estos días, con la presidencia de González Trevijano como eje. Si las prisas por sacar adelante una propuesta del Gobierno son graves, lo son más los deseos de inmovilizar durante meses las ruedas del Poder Legislativo.
Si se quiere encontrar el primer rastro de una Critarquía ( Gobierno de los jueces )hay que remontarse más de tres mil años y leer lo que de él se dice en el Antiguo Testamento. Ese gobierno de los jueces se daba cuando los políticos se alejaban de la rectitud y el pueblo se ponía a adorar a los becerros de oro. Ahora, hoy, son los cambios legales que quiere aprobar por mayoría absoluta en el Congreso el Gobierno para cambiar la composición de un órgano judicial que deberñia haberse cambiado hace cuatro años.
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