|
Si Pedro Sánchez está dispuesto a mantener viva la actual Legislatura, que terminará en el verano de 2027, ya sabe que tendrá que aguantar las investigaciones, los posibles cierres de los sumarios que están en curso y la apertura de juicios orales - salvo que se acumulen los recursos ante cada una de las iniciativas judiciales por parte de las defensas - contra la mayoría de los investigados, entre los que se encuentran su esposa y los que son o han sido dirigentes políticos de su máxima confianza.
El fin de semana del dos de febrero de 2025 para el socialismo español aparecerá como una fecha a recordar en su historia. Su Secretario General y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, conseguía colocar dos nuevos pilares en el futuro del PSOE y en el suyo propio.
El “omnibus” que atascó durante unos días la aprobación de las medidas sociales del Gobierno sigue su camino, con alguna vagón suelto que se ha quedado en el camino, pero con la estructura principal sin tocar. El presidente del Gobierno ha ganado mientras que el presidente del PP ha perdido. Sánchez dijo que no lo cambiaria, ni se sometería a una moción de confianza y ha logrado ambas cosas tras volver a pactar con Carles Puigdemont, la enésima vez y que no será la última. El fugado a Waterloo es una especie de vicepresidente en la sombra al cual se le consulta antes de que salga decreto alguno del Consejo de Ministros. Por el contrario, Alberto Núñez Feijóo ha tenido que aceptar la situación por miedo a enfrentarse a los colectivos más débiles, pensionistas, jubilados y ayudas a Valencia por la Dana, tal y como le pedían algunos de sus barones territoriales, con el andaluz Juanma Moreno en cabeza.
Los votantes del PSOE y del PP hace tiempo que se han convertido en forofos de sus respectivos partidos, algo parecido a lo que ocurre en los partidos del Barça y el Madrid donde domina más el amor al escudo y a la camiseta que la razón. El líder del PP, Feijóo se ha metido en una estrategia falsa, quiere ganar un centro político que ya no existe en España y que va a ser muy difícil de recuperar ya que los ciudadanos que están dispuestos a seguir votando, pase lo que pase, no atienden a más razones que las de su partido.
El éxito del chantaje de Trump al presidente colombiano Petro: “Si no aceptas a los inmigrantes que te mando te subiré los aranceles” es un indicio claro de por donde van a ir los tiros –nunca mejor dicho- de la nueva era norteamericana que afectará no solo al patio de Estados Unidos, el continente americano, sino a yodo el mundo incluida Europa y también España.
En esta especie de Casino Royal en el que se ha convertido la vida pública española, desde la aprobación del super decreto “Omnibus”a la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado para 2025, las negociaciones para que el Gobierno consiga vencer, por 176 votos al menos a ese nuevo acuerdo enre las derechas españolistas de Feijóo y Abascal, y la derecha independentista de Puigdemont, se parecen a una parodia del final estruendoso de las tragaperras escupiendo millones de dólares en la tercera parte del “remake” que rodó Steven Sonderberg entre 2001 y 2007. Solo hay que cambiar a Geoerge Clooney por Pedro Sánchez, algo difícil pero la imaginación no tiene límites.
El intento del Gobierno de aprobar de una tacada varios decretos leyes, que nada tenían que ver los unos con los otros, ha fracasado. La nueva “operación Omnibus” se parece más a una trampa parlamentaria que a un deseo real de sacar adelante los decretos más sociales, los que hacen referencia al aumento del salario mínimo, las pensiones, las ayudas gubernamentales a los afectados por la Dana y las ayudas al transporte.
Laa presidenta de la Comunidad de Madrid vuelve a tomar la delantera a su jefe político. Mientras Alberto Núñez Feijóo y su equipo e confianza se plantean qué hacer ante el ciclón político que ha llegado a la Casa Blanca, Isabel Díaz Ayuso ha felicitado a Donald Trump por su llegada a la presidencia de Estados Unidos y le ha dicho que en Madrid tiene su “segunda casa” frente a ese BRICS encubierto que según Trump es Pedro Sánchez. No se trataba de una equivocación o de un error grosero en la política internacional. En washngtón saben muy bien que los BRICS son Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, juntos pero no revueltos en sus intereses y situaciones internas, la intención de colocar en ese espacio global a España. Es una amenaza a tener en cuenta.
Todo comenzó cuando Yolanda Díaz decidió vetar la presencia de Irene Montero en las listas electorales de Sumar en julio de 2023. Aquello supuso la ruptura total de la nueva organización montada en torno a la ministra de Trabajo con el Podemos de Pablo iglesias. Fue un auténtica declaración de intenciones pero Yolanda no pudo acabar con Podemos que se quedó con cinco diputados y que en las próximas elecciones pretende batir a Sumar para recuperar el liderazgo de la izquierda.
El presidente del PP ya tiene a su peor enemigo a las puertas de su casa política y no es Pedro Sánchez. La fiesta que está acompañando a la llegada de Donald Trump, junto a su inseparable Elon Musk como cabeza de la nueva oligarquía tecnopolítica que ha tomado el poder en la primera potencia mundial, demuestra que Estados Unidos puede que no quiera nada al actual gobierno español, en el que coloca a socialistas y comunistas de la mano, pero que tampoco lo convence el primer partido de la oposición. El amigo español de Washington se llama Santiago Abascal.
El presidente del PNV quiere dejar resuelto el problema de su sucesión antes de la Asamblea general del partido, que se celebrará a finales de marzo. Su candidato es el portavoz en Madrid, Aitor Esteban, quien ya ha dicho que para él “sería un honor presidir el partido” en el que milita desde siempre. Si Andoni Ortuzar consigue su objetivo, que es impedir que el ex-lendakari Iñigo Urkullu ocupe su cargo, lo anunciará en los tres próximos días. Tiene todo a su favor pero si ve las dificultades puede que de marcha atrás y se vuelva a presentar.
Los votantes del PSOE y del PP hace tiempo que se han convertido en forofos de sus respectivos partidos, algo parecido a lo que ocurre en los partidos del Barça y el Madrid donde domina más el amor al escudo y a la camiseta que a la razón. El líder del PP, Feijóo se ha metido en una estrategia falsa, quiere ganar un centro político que ya no existe en España y que va a ser muy difícil de recuperar ya que los ciudadanos que están dispuestos a seguir votando, pase lo que pase, no atienden a más razones que las de su partido.
En una semana Donald Trump tendrá a su lado para intentar cumplir con sus deseos de cambiar el mundo a nueve de los diez hombres más ricos del mundo, todos ellos dueños de las principales empresas tecnológicas de ese mismo mundo. Los algoritmos son la auténtica fuerza del poder y desde Elon Musk a Steve Banner ese mundo que avanza a enorme velocidad, con la Inteligencia Artificial aplicada a todos los procesos económicos, sociales y personales, es el que quiere desafiar Pedro Sánchez. Un imposible incluso para China y Rusia. Para el presidente del Gobierno español otra forma de mirar a Europa y a América Latina como si del gran escapista Houdine se tratara. Europa se ha convertido en el último cadaver de la Democracia que ha regido en Occidente desde hace doscientos años, tanto por su falta de visión como por sus enormes defectos internos a la hora de repartir el poder. La descomposición es interna.
El presidente del Gobierno va a dedicar todo este año a colocar a Francisco Franco y la Dictadura como estandarte de la bandera de la izquierda contra la derecha que representan el PP y Vox. Con Presupuestos Generales o sin ellos, Pedro Sánchez está decidido a mantenerse en La Moncloa, por lo menos, hasta las primeras elecciones autonómicas de 2026, las primeras grandes batallas que van a definir el resto de la Legislatura hasta el verano de 2027.
El presidente del Gobierno y secretario general del PSOE está dispuesto a controlar todo el aparato del partido en quince de las diecisiete autonomías. En el proceso de elecciones internas ya ha logrado que sea el alcalde de Soria, Carlos Martínez, el favorito para sustituir en el liderazgo de Castilla y León al dimitido Tudanca. Lo mismo ha logrado en Andalucía con la retirada de Espadas y la casi segura elección de la vicepresidenta María Jesús Montero.
|
|
|