Vicente del Bosque es un entrenador conservador, no le gustan los cambios y se resiste a hacerlos pese a ver que su equipo se desmorona y es batido por la emergìa del rival. Pese a la evidencia de que el medio campo español y la defensa hacìan aguas ante cada ataque mantuvo a los " fijos" hasta el final. Este era un partido de poderio, de resistencia, de velocidad y los españoles decidieron ser tortugas.
El arbitro nos concediò el penalti que no habìa concedido a Croacia. Lo tirò Ramos haciendo valer los galones de capitàn y lo tirò mal. Luego, cuando España soñaba con el empate para ser primera de su grupo, el defensa volviò a demostrar que está bajo de forma, que no encuentra su sitio a lo largo de los encuentros, y que su entendimiento con De Gea es nulo.
El portero, por su parte, ya ha demostrado de lo que es capaz. Se viene abajo en los momentos importantes. No hizo nada en los dos encuentros anteriores porque nada tuvo que hacer. Llega la hora de la verdad y recibe dos goles que pudo evitar y no lo hizo.
El resto del equipo estuvo mal durante toda la segunda parte. Del juego del toque se pasò al patadòn y a ver que pasa en el àrea rival. Trabajaron en los primeros 45 minutos Morata y Nolito, pero Del Bosque les sustituyò cuando debia haberlo hecho con un agotado Iniesta y un desdibujado Fàbregas. Los cambios finales sólo sirvieron para demostrar la pereza de don Vicente y para certificar la derrota.
Se complica el campeonato España y de que manera. Al ser segundos pasamos al peor de los escenarios. Primeros nos espera Italia en octavos y si pasamos, que visto lo visto no va a ser fácil, nos encontraremos con Francia o con Alemania. Puede que el calor de Burdeos haya afectado al rendimiento del equipo pero para eso están las sustituciones. El miedo siempre es un mal compañero para competir y España, su entrenador y sus jugadores se pasaron 45 minutos presos de la pesadilla croata.
De Gea y Ramos fueron los causantes directos de la derrota, pero la responsabilidad principal debe recaer en un Vicente del Bosque que se quedò sin respuestas ante el vendaval de los croatas capitaneados por Rakitic. La felicidad que se prometia la " roja" se diluyò igual que el color de su camiseta, que es fea a más no poder.
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