Los economistas no solemos dedicar demasiado tiempo a lo contrafactual. Bastante tenemos con los hechos –argumentamos- como para analizar las consecuencias de los no hechos.
Se llama contrafactual a todo aquello que no ha acontecido pero que podría perfectamente haber ocurrido. Haberse producido o no ha podido depender de algo menor, incluso casual, y sin embargo la diferencia en las consecuencias puede ser enorme. La final del campeonato europeo de clubs del sábado es un magnífico ejemplo. Como cambiaría la historia del Club si el Atlético de Madrid hubiese superado a su rival en el último penalti. Ocurrió lo que era previsible atendiendo a la historia, pero en realidad, la historia poco tuvo que ver con el resultado. Un hombre falló y otro no. No hay gran diferencia en el hecho en sí y sin embargo las consecuencias son muy diferentes para ganador y perdedor.
En economía no solemos dedicar demasiado tiempo a lo contrafactual.Bastante tenemos con los hechos –argumentamos- como para analizar las consecuencias de los no hechos. Y es que a muy pocos interesa lo contrafactual. Sin embargo resulta que: i) apenas unos votos han evitado hace unos días que el presidente de Austria sea un ultraderechista que tiene al euro entre sus enemigos. ii) Ahora amenazan retirar ese apoyo, pero hace unos meses los anarquistas de la CUP fueron capaces de empatar a votos en un recuento asambleario para finalmente apoyar un gobierno de burgueses que defiende la secesión de Cataluña. iii) Grecia consigue del Eurogrupo otro tramo de 10.000 millones por los pelos y, condicionado al resultado electoral alemán, obtiene una promesa de reestructuración de deuda en 2018 mientras el país continúa en una espiral que las crónicas relatan de “tierra quemada y arrasada económicamente”.
Dice el Economista Jefe del Instituto Internacional de Finanzas (IIF), uno de los grandes lobbys bancarios del mundo –que defiende la quita de deuda a Grecia- que “la incertidumbre política es una de las razones por las que la economía mundial muestra un crecimiento tan débil y que los inversores están nerviosos”. Resultó que 2016 tuvo un inicio que hizo temblar a los mercados a causa del temor al endurecimiento monetario de los norteamericanos. La Reserva Federal (FED) se puso entonces en modo “pause”, la situación se controló y los trastos se salvaron en el primer semestre. Ahora la FED vuelve a la carga. El primer síntoma, es que de nuevo las previsiones de dólar fuerte regresan con ímpetu. Lo que en febrero no ocurrió, parece que va a ocurrir ahora y lo que entonces era contrafactual hoy forma parte del universo fáctico y los mercados se preparan para ello.
Pudo la Presidenta de la FED no referirse a subir los tipos cuando le concedieron una distinción académica el pasado viernes, pero decidió hacerlo y destacó entre sus argumentos que petróleo y dólar están “más o menos estabilizados” lo que podría favorecer que la inflación se acercase al nivel objetivo. Se consolida sobre el tablero la subida de tipos que aparecía contrafactual en febrero y, cerca ya de final del primer semestre, hay que plantearse lo que nos traerá el segundo. Un repaso del calendario, nos remite al referéndum británico, a las elecciones en España, a las elecciones en EE.UU. y en 2017 a elecciones en Francia y Alemania. Pura incertidumbre, de modo que si la influencia política es la que determina el nerviosismo de los inversores según el IIF, tendremos que tener en cuenta que solo por un tiro al palo, la victoria del Atlético es contrafactual, pero que al igual que la FED, lo intentarán de nuevo y lo que hoy no escribe la historia, puede escribirlo luego. Admitamos que los inversores tienen razones de sobra para estar nerviosos, porque son demasiadas las cosas que en política se resuelven estos tiempos por un tiro al palo. Y sin embargo, eso arrastra profundas consecuencias.