África y el ‘brexit’

miércoles 13 de julio de 2016, 04:13h

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De la misma manera que en Canarias los medios de comunicación se hicieron eco de la inquietud que ha generado en nuestra economía el resultado del referéndum para la salida del Reino Unido de la Unión Europea, el llamado brexit, el continente africano ha estado en estos últimos días preguntándose qué consecuencias tendrá para ellos este proceso de desconexión.
Por muchos motivos, el brexit ha inquietado profundamente en el continente africano, y más en un momento de incertidumbre económica para el continente, que si bien sigue experimentando cifras de crecimiento positivas en la mayoría de países, todo ha ido un poco más lento de lo esperado a causa de la ralentización que ha provocado a nivel global la bajada del precio de las materias primas.
En África, la preocupación no es simplemente por el impacto económico global que tiene la salida del Reino Unido (bajada de la bolsa, desplome de la libra,…). Sudáfrica, por ejemplo, tiene un sistema financiero muy dependiente de los bancos británicos. El rand, la moneda sudafricana, cayó un 8 por ciento la mañana en que despertamos con el no británico. En Nigeria, el principal punto de origen de la Inversión Extranjera Directa (IED) es británico. Y acabo de nombrar las dos principales economías de África Subsahariana, los dos verdaderos motores del crecimiento africano.
Los primeros cálculos que nos llegan sobre el impacto del brexit en la economía británica hablan de una importante caída de su PIB, además de un riesgo evidente de que la fortaleza industrial británica sufra una pérdida de competitividad en la medida que la desconexión incremente o directamente cree nuevos costes ante la instalación de una nueva aduana con sus ex socios europeos.
Los africanos se preguntan también qué ocurrirá con los acuerdos comerciales que la Unión Europea (UE) mantiene con África. El mayor de ellos es el Acuerdo de Cotonou.

El brexit implicará que el Reino Unido deba negociar desde cero al menos un centenar de tratados comerciales por todo el mundo.


La UE ha apretado estos últimos años el acelerador y acaba de firmar un acuerdo de partenariado económico (EPA) con los países del sur de África reunidos en una comunidad regional (la SADC) y para el mes de octubre está prevista la firma de un acuerdo similar con los países del este de África (EAC). Son acuerdos que, en la mayoría de casos, llevan años de negociación.


Además del componente económico entre las relaciones UE-África y las relaciones bilaterales entre los países africanos y el Reino Unido, en el aire también está la duda de qué sucederá con los fondos de cooperación hacia África. Durante todo el debate del brexit, no pocas han sido las críticas desde el bando rupturista de que había que dar menos dinero a la cooperación y centrarse en el gasto interno para paliar la crisis económica que también les ha golpeado. El Reino Unido ha aportado cerca de un 15% del dinero con que la UE ha invertido miles de millones de euros en el desarrollo, la democratización y la erradicación de la pobreza en el continente africano. De hecho, en la última reunión del G8 el propio David Cameron propuso doblar los fondos de cooperación que los países más ricos dedican al continente africano. ¿Qué pasará ahora? ¿Mantendrá el nuevo gobierno británico esa relación especial que tiene con los países africanos?
La política exterior del Reino Unido se ha caracterizado, en el caso africano, por lo que ellos llaman el outwardness, un término cuya traducción viene a ser algo así como estar pendiente de lo que ocurre ahí fuera. Desconectándose de la UE, aislándose, ¿seguirá el Reino Unido pendiente de lo que ocurre ahí fuera? Cierto es, también, que los vínculos del Reino Unido y su potente pasado colonial en África son un elemento a tener en cuenta. Un total de 18 países africanos (Nigeria, Sudáfrica, Kenia, Tanzania, Ghana, Botswana, Camerún, Uganda, Seychelles, Mauricio, Sierra Leona, Mozambique, Namibia, Ruanda, Zambia, Suazilandia, Lesoto y Malaui) forman parte de la Commonwealth. Desde el británico Chatham House, uno de los think tanks más importantes del mundo, ya dan por hecho que si existe hoja de ruta británica respecto al brexit, la Commonwealth será una de las vías clave para evitar el aislacionismo.
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