El PSOE tiene veinte dias para negociar con el PP una abstención que permita a Mariano Rajoy ser presidente del gobierno. Y Rajoy no se lo va a poner fâcil, se va a cobrar todas y cada una de las facturas de la palabra " indecente". Eso o unas elecciones para las que no tiene candidato y que necesitan aprobaciones y tiempo que no tiene, y en las que el resultado sería aún peor que el de junio.
Los escenarios son estos:
1.- Dice públicamente que se abstendrá a cambio de algunas cesiones del PP en materia laboral y social. Le permitiría a la Gestora ganar tiempo, al partido recomponerse durante uno o dos años y alejarnel " fantasma" de Pedro Sânchez del horizonte de unas primarias y un Congreso Federal.
2.- Tendría que explicârselo a los militantes y sobre todo tendría que afrontar la posible pérdida de poder en gobierno autonómicos y ayuntamientos por la ruptura de los pactos con Podemos. La formación de Pablo Iglesias aprovecharía para acusarle de dejar gobernar a la misma derecha a la que lleva atacando cinco años.
3.- Puede ofrecer su apoyo/abstención a otro candidato que no sea Mariano Rajoy, pero es casi imposible que en el PP acepten ese " intercambio", lo que llevaría a las nuevas elecciones tras mutuas acusaciones de culpabilidad, incluso aunque contaran con la complicidad de Ciudadanos en la propuesta ya que el partido de Albert Ruvera tampoco está por la labor de ir a las urnas.
4.- La alternativa " italiana" que ha lanzado Ximo Puig, de llevar a la presidencia del gobierno a un independiente como se hizo en el país transalpino con Mario Monti puede ser atractiva pues evitaría al PSOE apoyar a Mariano Rajoy pero como no es nada probable que en el PP apoyaran esa via, para llevarla adelante tendrían que contar con sumar en el Congreso más de 137 escaños, lo cual puede ser factible si se suman las fuerzas del PSOE y las de Podemos, siempre que se abstengan Ciudadanos y los independentistas. O que se sumen y logren que el Rey acepte el envite y lo proponga. Interesante pero de muy difícil cumplimiento.
5.- Otra salida seria recoger una de las fòrmulas de diciembre: la que firmaron Sânchez y Rivera y a la que le faltó el apoyo de Podemos. Si ahora Javier Fernández consiguiera evitar los vetos mutuas entre esos dos partidos, y presentara un candidato de " integración" podría intentarlo. El problema, como en las alternatjvas anteriores está en esa mayoria absoluta que el PP tiene en el Senado. Al margen de las presiones de la Europa comunitaria, que ya han empezado. O mejor, que continúan.
6.- Si no consiguen los socialistas presionar, ofrecer y conseguir una investidura de Rajoy y tienen que prepararse para unas elecciones el 18 de diciembre, las van a afrontar con un partido debilitado y roto, por más que el presidente de Castilla la Mancha, Emiiano Garcia- Page amenace con una " candidatura muy potente". Los tiempos juegan muy en contra. Hacer primarias para elegir candidato es asi imposible y no aparece dirigente que esté dispuesto a ese sacrificio, salvo que sea el presidente de la Gestora el que acepte el reto y le apoyen la mayoría o la totalidad de los barones regionales.
7.- Si hubiera elecciones, con Fernández de candidato y un muy mal resultado, peor que los de diciembre y junio, la Gestora podría tener los " tiempos necesarios" para intentar recomponer el partido, por lo menos un año y dependiendo de los resultados electorales, no sólo del PSOE, también del PP, de Podemos y de Ciudadanos. La alargada sombra de Sánchez y sus fieles seguiría presente.
8.- Tendrán que tener en cuenta los socialistas que la batalla del sâbado fue eso, una batalla. La guerra interna no ha terminado y se va a mantener con más o menos virulencia. Es dificil que el PSOE sufra las mismas consecuencias que el PASOC griego, pero no es imposible.