Para crear una sensación ilusoria de pertenencia de un cuerpo, los participantes llevaban un casco de realidad virtual y observaron un vídeo de un cuerpo obeso o delgado desde una perspectiva en primera persona, de modo que cuando el cuerpo se miraba hacia abajo parecía que les pertenecía. Entonces, los científicos pincharon el torso de los participantes con un palo en sincronización con el vídeo, provocando una ilusión viva sobre que el cuerpo del desconocido era el suyo propio.
Mediante la supervisión de la actividad cerebral en una imagen de resonancia magnética funcional (fMRI), los investigadores encontraron una relación directa entre la actividad en el lóbulo parietal del cerebro --en relación con la percepción del cuerpo-- y la corteza cingulada insular y anterior, que controla los procesos emocionales subjetivos como el dolor, la ira o el miedo.
Este tipo de investigación ayuda a arrojar luz sobre por qué quienes sufren de trastornos de la alimentación como la anorexia nerviosa pueden verse afectados por una percepción distorsionada de que su cuerpo tiene sobrepeso, cuando en realidad es biológicamente incorrecto.
La investigación de los individuos sanos permitió a los investigadores examinar la relación entre la percepción y la emoción sin la posibilidad de que la inanición del cuerpo pudiera afectar los resultados biológicos, como sucede en la evaluación de las personas con trastornos de la alimentación.
VULNERABILIDAD A PROBLEMAS ALIMENTICIOS VINCULADA A UN ÁREA CEREBRAL
La doctora Catherine Preston, profesora del Departamento de Psicología y autora principal del estudio, subraya: "En la sociedad occidental de hoy, las preocupaciones sobre el tamaño corporal y los sentimientos negativos hacia el propio cuerpo son demasiado comunes".
Sin embargo, añade, "se sabe poco acerca de los mecanismos neurales que subyacen a sentimientos negativos hacia el cuerpo y cómo se relacionan con la percepción del cuerpo y la patología en los trastornos alimentarios".
A su juicio, esta investigación es "de vital importancia" porque revela la relación entre la percepción del cuerpo y las respuestas emocionales con respecto a la satisfacción del cuerpo y puede ayudar a explicar las bases neurobiológicas de la vulnerabilidad a los trastornos alimentarios en las mujeres.
El profesor Henrik Ehrsson, profesor del Instituto Karolinska y coautor del estudio, añade: "Sabemos que la mujer está en mayor riesgo de desarrollar trastornos de la alimentación que los hombres y nuestro estudio demuestra que esta vulnerabilidad está relacionada con una actividad reducida en una determinada área del lóbulo frontal --la corteza cingulada anterior-- que está vinculada con el procesamiento emocional".